Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un cau cau con arroz blanco graneadito, rocoto molido y, para tomar, una jarra de agua de cebada fresquecita. “María, este lunes Lima celebra su 486 aniversario en medio de la pandemia. Nuestra capital, aún con sus carencias y problemas de toda índole, tiene atractivos maravillosos.
La llamada ‘Ciudad de los Reyes’ no es la misma de antaño, pero se mantiene entre lo tradicional y lo moderno, avanzando con el empuje de su gente, la mayoría de origen provinciano. Hoy, Lima recibe también la influencia de los hermanos venezolanos que llegaron en busca de un futuro mejor.
Los que habitamos esta ciudad caótica y en constante crecimiento podemos sentirmos orgullosos porque desde hace años es considerada ‘la capital gastronómica de América’, debido a su exquisita comida fruto del mestizaje de lo andino con aportes de España, Italia, Japón, China y África, con restaurantes galardonados entre los mejores del mundo.
Brillan nuestro cebiche, la causa, los anticuchos, tamalitos, el lomo saltado, el ají de gallina, la chanfainita, los picarones, el sanguito, el suspiro a la limeña y tantísimas delicias más. Por eso, el chef Javier Ampuero, docente del Instituto Le Cordon Bleu, aconseja unirse a la celebración disfrutando, por ejemplo, de la carapulcra o una mazamorra morada. Lima tiene también muchos lugares dignos de conocer, entre ellos:
También destacan el Convento de San Francisco con sus catacumbas, la iglesia de Las Nazarenas, el Cerro San Cristóbal y muchos sitios más”. Gary tiene razón, festejemos por el aniversario de Lima cuidándola y disfrutándola. Me voy, cuídense.
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