Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por su chupe de mariscos, tallarín de atún y, para tomar, chicha morada. “María, todo un drama vive el popular ‘Chato’ Miguel Barraza porque su hijo Roberto, de 30 años, fue detenido por robar un celular a una mujer en La Victoria.
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El joven negó que haya robado y reconoció que pide dinero en la calle a cambio de contar chistes. Roberto señaló que aún no puede superar su adicción a las drogas. Las había dejado ocho meses, pero se le cruzaron problemas que lo volvieron a meter en ese infierno.
Al ser consultado el ‘Chato’ por su hijo, este se molestó y dijo que no quiere saber nada con él. ‘No, no, no, hermanito, él ya tiene 30 años. He tenido tres infartos cerebrales y qué, ¿me va a dar el cuarto? No jod...’, agregó molesto.
Según allegados, el cómico siempre apoyó a su hijo, pero ya llegó a un límite porque este no cambia ni endereza su vida. Las drogas son así, pues. Hay que tener mucha fuerza de voluntad para salir de allí. Y mucho apoyo familiar.
Asimismo sacar al enfermo de su entorno, pues son los malos amigos quienes inducen a que siga consumiendo estupefacientes. Lástima que un hombre joven desperdicie su vida de esa manera. Que en lugar de estar trabajando robe o pida dinero en la calle, como cualquier pordiosero.
Comprendemos a Miguel Barraza, pues, como dice, ha sufrido tres infartos y, a su edad, no puede estar ocupado en atender a un hombre adulto. Que esto sirva para reflexionar sobre nuestra labor de padres y cómo criamos a nuestros hijos.
¿Les damos todo el tiempo que necesitan? ¿Hablamos con ellos para saber qué están sintiendo? ¿Somos un ejemplo de vida? Debemos estar atentos, sobre todo en la etapa de la adolescencia, en que nuestros hijos están aprendiendo a forjar su personalidad, sus reacciones y la clase de amigos que tienen.
La droga puede estar en cualquier parte: en el barrio, en el colegio, en la universidad, en una fiesta... siempre habrá la tentación. Pero si criamos hijos fuertes de mente, independientes y con mucha seguridad en sí mismos, podrán rechazar los malos ofrecimientos. Atento a las señales para saber si tu hijo consume drogas:
- Empieza a mentir o robar cosas de la casa.
- Tiene actividades secretas, no quiere contar qué hace.
- Cambia a sus grupos de amigos por otros también extraños.
- Mal rendimiento y aumento del ausentismo escolar.
- Pereza, apatía o somnolencia constante (por usar drogas opiáceas como la heroína o la codeína, o puede suceder conforme pasa el efecto de drogas estimulantes).
- Hiperactividad (como se ve con los estimulantes como la cocaína y metanfetaminas).
- Movimiento ocular rápido (nistagmo), podría ser un signo de consumo de PCP (fenciclidina, polvo de ángel).
- Inapetencia (ocurre con el consumo de anfetaminas, metanfetaminas o cocaína).
- Aumento del apetito (con el consumo de marihuana)”. Dios, qué feas son las drogas. Hay que estar atentos con nuestros hijos. Me voy, cuídense.
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