Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un filete de pollo con papas fritas y arroz. Para tomar pidió una jarrita de naranjada heladita. “María, buenas noticias para nuestra alicaída economía: la empresa privada tiene pensado construir tres centros comerciales más en el distrito de San Juan de Lurigancho, el más grande del Perú, con más de un millón 300 mil habitantes, pues el primero, el Mall Aventura, ha sido un éxito de público.
Los proyectos ya están siendo concretados, lo que supone una inversión importante de dinero y la generación de cientos de puestos de trabajo temporales y permanentes. La industria de la construcción, ya se sabe, es motor de la economía. Mueve el sector del acero, cemento, acabados, electricidad, amoblados, movilidad, alimentación, transporte y otros. Según la Cámara Peruana de la Construcción (Capeco), genera más de un millón de empleos al año. En un periodo de recesión como el que vivimos, siempre viene bien este tipo de anuncios. Eso quiere decir, además, que el sector sigue apostando por el país.
Esperamos que se concreten otros proyectos, como los mineros en Tía María o Conga, y nos vamos para arriba. La minería, igualmente, trae al Perú miles de millones de divisas. Gracias a los impuestos y canon se puede hacer infraestructura diversa, como puentes, caminos, escuelas, redes de agua y desagüe e hidroeléctricas. Los únicos que no quieren esos avances son los radicales y los corruptos. Esos medran en la mediocridad y el caos. Con la modernidad y el orden se acabarán las mafias. Y con una democracia fuerte podremos vivir en paz.
Por eso, el gobierno de Dina Boluarte debe hacer al menos dos cosas: afirmar la autoridad del gobierno, persiguiendo a las organizaciones criminales donde estén y a los corruptos en los diferentes niveles del Estado. Y, segundo, debe promover la llegada de inversiones y darles un marco de seguridad para que operen sin problemas. Es también oportunidad para los emprendedores, quienes tendrán un espacio para poner un negocio.
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