Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un tiradito de pescado al olivo, de fondo una jalea de mariscos y, para tomar, una chicha morada fresquecita. “María, somos herederos de las culturas más importantes de la historia, nuestro patrimonio arquitectónico es enorme y, encima, tenemos todos los climas, poseemos costa, sierra y selva, somos ricos en fauna, flora y minerales.
De verdad, el Perú lo tiene todo. Y como si fuera poco, los peruanos somos amables y nos gusta ayudar. Sin embargo, también tenemos grandes defectos. Basta salir a la calle para darnos cuenta que estamos mal como sociedad. El caos y la falta de respeto hacia los demás son impresionantes. Por ejemplo, acá es normal ver a muchos conductores pasarse la luz roja de los semáforos. Es una falta grave, pero tanta gente está acostumbrada a hacerlo, de día y de noche, que a nadie llama la atención. Ese solo ejemplo nos pinta de cuerpo entero. Tanta es la falta de respeto y el cinismo que abundan los que le tocan el claxon con insistencia a los que están adelante esperando que la luz roja cambie a verde.
¡Exigen que se pasen la luz roja! Otros, en estos tiempos de internet y redes sociales, revisan el celular y hasta chatean mientras conducen. Las motos se han multiplicado e invaden las vías por donde no deben circular. Sus conductores te meten la moto sin ningún miramiento, con el peligro de provocar un accidente que podría ser fatal. Se necesitan más operativos policiales en las calles para detener a tanto infractor. Las reglas de convivencia son importantes porque hacen a este mundo más soportable. Algunos consejos de los que saben para hacer de tu ciudad un mejor lugar para vivir:
Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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