Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un espectacular chaufa a la caja china con papitas doradas y wantán frito. Para calmar la sed pidió una jarrita de chicha morada. “María, el hampa peruana no trabaja en la NASA porque no quiere. Cada vez inventa nuevas modalidades de robo y estafa, y ahora ayudados por la tecnología. Lo último es el rob o de celulares para vaciar las cuentas de los propietarios, pedir préstamos a bancos o aplicaciones virtuales, hacer compras por internet o solicitar envío de dinero a los amigos, familiares y compañeros de trabajo.
En apenas unos minutos pueden hacer todo eso, gracias a programas de cómputo que desbloquean los celulares y las claves de las cuentas. Las organizaciones criminales trabajan con técnicos en computación, arrebatadores de teléfonos y con gente que entrega sus cuentas para hacer las transacciones de plata. Y lo que es peor, cuando las víctimas llaman a los bancos, estos se demoran demasiado en bloquear cualquier intento de intrusión y luego se lavan las manos ante los robos. Pienso que las entidades financieras, que están prácticamente digitalizando todas sus operaciones a fin de ahorrar costos, deberían trabajar un sistema más seguro que evite este tipo de robos. En todo caso, la gente ya no debería tener aplicativos bancarios en sus móviles, pues en minutos pueden perder los ahorros de su vida y quedarse endeudados por muchos años.
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