El Chato Matta llegó al restaurante por una milanesa de pollo con papas fritas, ensalada fresca y, para tomar, un emoliente calientito. “María, Pancholón me timbró por wasap de Estados Unidos para contarme sus aventuras en ese país donde se disputa la Copa América. Regresó a Dallas, Texas, para apoyar en los cuartos de final a la selección venezolana que enfrentó a Canadá.
‘Chatito, en el Aeropuerto Internacional de Dallas me recibieron Chicho, el bravo del restaurant restobar, junto con su hermano Carlos Vázquez y Juan Carpio. Al verlos, me emocioné, pero les pinté las cosas claritas: ‘Ojalá ustedes no sean como esos falsos amigos, oportunistas, convenidos y mala leche que solo se me pegan porque escribo en el diario más leído del Perú y siempre estoy rodeado de bellas mujeres’.
Como te decía, chatito, yo estaba entusiasmado porque me iba a encontrar con una chamita que había conocido en Kansas City. Después del partido Perú-Canadá, a las afueras del estadio de Kansas, al escucharme hablar con mi dejo peruano me buscó la conversación y me contó que estuvo un año trabajando como mesera en un restaurante miraflorino.
Me dijo que tenía la ilusión de conocer al famoso personaje Pancholón, el abogado del Callao y que le contara cómo era el famoso ‘salto del chanchito’ que se hizo viral en redes sociales. De inmediato le dije: ‘Soy todo tuyo, mi amor, el mismísimo Pancholón’.
Quedó sorprendida y no lo podía creer. Para demostrarle que no le mentía, le comencé a relatar un partido de su selección: ‘Ya se va, ya se va Soteldo, empieza a correr, ¡ay pica, pica, viene en el centro y aparece Salomón Rondón desde la media cancha y gol y gol y gol y gol y gol de Venezuelaaaaaaaa! ¡Que viva Venezuela, que vivan las chamas!’.
La mamacita se quedó impresionada y me dijo: ‘Te adoro, me encantas, Pancholón. Soy tu fan, siempre leo tu columna por la web de Trome. Ahora quiero que tú me hagas el famoso salto del chanchito’. Fue una noche larga y hermosa. Dejé bien a los peruanos. Lo malo es que en pleno ‘dame que te doy’ me llamó desde Lima ‘la tóxica’, un poco más y me revienta el teléfono.
Como yo no le contestaba, me dejó un audio amenazante: ‘Si no me contestas, incendio tu cuarto’. Justo en ese momento que estaba bajoneado recibí un mensaje de mi causa Josimar, el mejor salsero del Perú, que me levantó el ánimo:
‘Este video va con cariño para mi abogado Pancholón... Tú eres un vagabundo que anda por el mundo derrochando amor/ tú eres el show del emperador/ eres un bacano/ porque eres Pancholón/ te gusta la farra/ las mujeres buenas/ vivir con amigos vaciando botellas/ te gusta la vida/ te encanta el alcohol/ eres Pancholón con el corazón/ tu amigo Josimar, Pancholón’.
Soy así, chatito, me encantan las mujeres y no puedo ser solo de una. Soy de todas’”. Ese señor Pancholón es un cochino sinvergüenza, su pecado es que va a terminar solo y viejo. Me voy, cuídense.
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