Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un chicharrón de pescado servido con canchita, salsa criolla y yuquita dorada. Para tomar pidió una jarrita de cebada heladita. “María, me impactó la noticia de la detención de un hombre de 26 años, identificado como Jerry Jonathan Escobar Escobar, acusado de chantajear sexualmente a más de treinta menores de edad en Trujillo.
Fue en un hotel de esa ciudad, a donde citó a un adolescente. Según el equipo de Trata de Personas de la Divincri, había llevado a otros menores a ese lugar. El sátiro se hacía pasar por la usuaria Adeli Escobar en las redes sociales de Facebook, Instagram y TikTok, donde ofrecía trabajo para ingresar al mundo del modelaje.
Luego de establecer el contacto, Escobar les pedía a las víctimas que envíen fotografías y/o videos en ropa interior o desnudos. Luego las chantajeba con difundir esas imágenes si no tenían relaciones.
En su celular se halló videos y fotos de más de treinta adolescentes trujillanas que habrían sido sus víctimas. Me da escalofríos, enfermos como este deben de haber por miles en la red. Siempre al acecho de incautas niñas o adolescentes, que acceden a páginas o reciben mensajes extraños en sus redes sociales.
El modus operandi es casi el mismo. Los ‘monstruos’ se hacen pasar por niñas, adolescentes o mujeres para empezar una amistad con sus víctimas. Se ganan su confianza y van manipulándolas de a pocos. Les piden fotos y luego videos. Luego encontrarse en la calle y hasta desobedecer a sus padres.
El chantaje y la perpetración de la violación es la última etapa. Por eso, como padres debemos estar alertas con estos enfermos. Hay que tener control parental en los celulares de nuestros hijos. Ellos no saben de todo el peligro que corren. Redes sociales e Internet es un mundo tanto o más peligroso que la calle.
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