En las incautaciones contra los mineros ilegales el equipo de fiscales encontró cuadernillos en los que se llevaba control del oro que se extraía en la zona y las identidades de personas que se dedican a financiar esta actividad ilícita. Foto: GEC.
En las incautaciones contra los mineros ilegales el equipo de fiscales encontró cuadernillos en los que se llevaba control del oro que se extraía en la zona y las identidades de personas que se dedican a financiar esta actividad ilícita. Foto: GEC.

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un sudadito de mero servido con yuquitas sancochadas. Para tomar pidió una jarrita de piña. “María, preocupante lo que está pasando en el Perú. La mafia del oro está penetrando ya no solo el Poder Judicial, Ministerio Público y Policía. También los partidos políticos y no nos debe extrañar que haya representantes suyos en el nuevo Congreso. Ya se sabe, es una actividad muy lucrativa. Según una investigación del diario El Comercio, la minería ilegal genera seis mil millones de dólares al año. Se ha convertido en una economía más rentable que el narcotráfico, que mueve 4800 millones de dólares. Así, los mineros ilegales, en especial del oro, son los nuevos ricos del Perú. Con semejante plata no solo compran activos e invierten en cualquier cantidad de negocios, sino que pueden corromper autoridades, desde un simple policía a un congresista, ministro, gobernador o funcionario estatal. También se sabe que el Perú es el país que exporta el mayor porcentaje de oro ilegal en Sudamérica, con el 44%.

Supera a Colombia con 25%, y a Bolivia con 12%, según el Instituto Peruano de Economía. Fíjense nomás en este dato: la producción ilegal de oro aquí alcanzó las 77 toneladas en el 2023, convirtiéndolo en el centro de la minería ilegal en Sudamérica. Como una muestra de este poder, existe en Pataz un hotel que empezó modestamente y ahora no tiene nada que envidiar a un cinco estrellas. Se trata del hotel Orlando’s, asentado en un cerro y propiedad del minero Orlando Sánchez Iparraguirre. Este cuenta con un centro comercial y un grifo recién construidos. Los otros ‘empresarios del oro’ han invertido en empresas de transporte, agroindustria, hotelería, galerías comerciales, urbanizaciones, bitcoins y otros más. ¿Cómo detenerlos? A primera vista es imposible. El propio presidente del Congreso, Eduardo Salhuana, en cuyo partido Alianza Para el Progreso se han inscrito mineros ilegales, relativizó el hecho señalando que están en su derecho y el partido no tiene manera de detectarlos. Miren nomás”. Me voy, cuídense.

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