Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por su adobo de pavita, sopa de menudencia y, para tomar, naranjada con hielo. “María, hoy es el último día del año. or lo que es tiempo de reflexionar sobre algunas cosas.

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Lo primero, la familia. Estos dos últimos años, encerrados por efectos de la pandemia, nos han unido más como parientes para protegernos y cuidarnos. Y cuando alguien de nuestro entorno cayó en las garras del virus, de inmediato se desató una cadena de solidaridad para conseguir oxígeno, camas UCI, medicinas y otros implementos para salvar a nuestro ser querido enfermo.

Producto del encierro, sin poder salir de paseo a la playa, un centro comercial o a provincias, tuvimos que contratar los famosos streamings, como Netflix, Disney Plus, Star Plus, Amazon u otros, a fin de pasar momentos de divertimento.

Después de mucho tiempo hubo familias enteras viendo juntas películas o series, como antaño se hacía porque el único televisor que había era el que estaba en la sala. La solidaridad no solo se dio a nivel de la familia.

quien mientras sus competidores subían el precio del balón hasta más de 1500 soles, con un sobreprecio de hasta mil por ciento, él mantuvo los mismos precios de antes de la pandemia. Lamentablemente, Diosito se lo llevó, pero su legado queda. Ese tipo de cosas, por ejemplo, nos hace todavía confiar en la humanidad.

En estas últimas horas, además, debemos pensar en el futuro de nuestros hijos. Las economías del Perú y el mundo han sido golpeadas por las continuas restricciones producto del coronavirus.

Los papás nos vamos a esforzar más para garantizar la salud, alimentación y educación de nuestros hijos. En un mundo tan competitivo, la educación que reciban es clave para su desarrollo profesional. En este punto debería intervenir el Estado, garantizando una educación de calidad, no solo en las instituciones estatales sino también en las privadas.

LE CONGRESO Y LA SUNEDU

Esto lo digo porque desde el Congreso se quieren traer abajo, por ejemplo, la labor de la Sunedu para que las universidades brinden, de verdad, un buen servicio y saquen profesionales exitosos. Y espero que en el 2022 la división entre los peruanos termine y nos encaminemos hacia el progreso, que debe ser el lógico devenir de un país tan rico y diverso como el nuestro.

Con menos recursos, tamaño y ubicación geográfica, países como Japón, Corea, Tailandia o Nueva Zelanda han dado un salto exponencial y hoy figuran entre los más ricos del mundo. Ese futuro quiero yo. Ese futuro debería iniciarse en el 2022. Solo nos falta un liderazgo, un objetivo como nación y mucha voluntad”. Mi amigo Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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