Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unas croquetas de atún con arrocito graneado, lentejas bebé y ensalada de lechuga y cebolla. Para tomar pidió una jarrita de naranjada.
“María, aún no salgo de mi asombro por la forma en que murió el congresista Hernando Guerra-García tras descompensarse en la localidad de Punta de Bombón, en Arequipa. Probablemente el legislador fujimorista hubiera podido salvarse si en la posta médica de ese lejano poblado hubiese habido un médico. Pero no. Cuando fue llevado ese lugar estaba cerrado, pues solo atienden hasta las 7 de la noche. Sus amigos lo trasladaron a Mollendo, pero llegó muerto. Lo que le ocurrió a él, que era el vicepresidente del Congreso, es lo que les pasa todos los días a los pobres del país, que se mueren por falta de atención médica.
‘Nano’ tenía en Lima un seguro médico privado pagado por el Congreso, pero salió de la capital y encontró la muerte de la manera más inesperada. Recién se visibiliza lo que es la salud en provincias. Que el fallecimiento del correcto legislador sirva para comenzar a solucionar las cosas y que los parlamentarios no se encierren en su burbuja. Hace falta inversión en salud. Pero también que la ideología no se inmiscuya en los servicios esenciales. Se dice que la empresa Southern tenía un proyecto para dotar de médicos las 24 horas del día durante toda la semana a los establecimientos médicos de Arequipa, pero por motivos políticos no se aceptó la propuesta.
¡Qué indolencia, por Dios! Presidenta Dina Boluarte, señores congresistas, olvídense de los viajecitos (como el que acaba de realizar un grupo de parlamentarios a Rusia) y hagan algo por la salud de los peruanos. No les pedimos lujos, sino que doten de médicos, personal asistencial, medicinas e implementos para la atención de los pacientes.
La vida de todo ser humano es valiosa. No se puede tratar como si fuera un negocio o algo que no tiene importancia. Nada hemos sacado de la lección que nos dio la epidemia del coronavirus, en que la gente moría como moscas y otros sobrevivieron, pero endeudándose en clínicas privadas por decenas de miles de soles. Señores del Gobierno, dejen de gastar el dinero de todos los peruanos en talleres y charlas en tonterías como el ‘enfoque de género’, cuando la gente se muere por falta de atención médica.
¡No hay doctores ni enfermeras en las postas! y ponen como prioridad esas ideologías que nada aportan al bienestar de los peruanos. Cuando hay elecciones, estos mismos gobernantes recorren los pueblos alejados y le piden a los pobres su voto, pero los engañan y traicionan. Porque eso es traición. Prometer algo que saben que no van a cumplir. El canon minero debe ser estrictamente para obras y servicios básicos de la población. No para estatuas”.
Muy bien, Gary. Me voy, cuídense.