Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un sudadito de lengueta con su arrocito blanco y camotito sancochado. Para tomar, pidió chicha morada. “María, los jóvenes hoy en día están más expuestos a los vicios y tentaciones debido a la masificación de la Internet y redes sociales, y también por el cambio del modelo de familia en el Perú y todo el mundo.
Los muchachos ahora son más hedonistas, quieren lujos, buena ropa, celulares de alta gama y zapatillas costosas. Si no tienen eso, sienten que son infelices. Debido al trabajo, los papás tienen poco tiempo para ellos y por eso los chicos consumen información de afuera o se reúnen con sus amigos, que los van moldeando, pero a la mala.
Hasta las leyes limitan la autoridad de los papás y encima el colegio se ha convertido en el centro no solo de enseñanza, sino también de inculcación de valores. No estoy a favor del castigo físico, pero antes un grito o chancletazo de la mamá ponía en vereda a los chicos malcriados. Ahora veo que muchos hijos gritan y contestan mal a los papás como si fueran sus iguales.
Por eso cuando crecen ya no hacen caso para nada y empiezan los problemas. Pero debo incidir que la muerte de ese delincuente juvenil apodado ‘Maldito Cris’ debe servir como ejemplo para los muchachos que están pensando en dedicarse al crimen, que así podrían acabar.
¿De qué le valió a ese hampón venezolano cubrirse de joyas, tomar licores finos o divertirse en discotecas, si ahora yace en la morgue sin que nadie lo reclame y seguro acabará en la fosa común, olvidado por todos? Los chicos deben tener mejores modelos, como ese tenista Juan Pablo Varillas, que tuvo que dejar a su familia para instalarse en Argentina y hace poco fue la sensación en el Roland Garros. O a Virgilio Martínez, que ayer obtuvo un galardón: su restaurante Central fue elegido ¡el mejor del mundo! En esos espejos se tienen que ver, no en los narcos o delincuentes.
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