La Seño María

Seño María: ‘Tony Montana’

El redactor ‘Barney’ y el legendario periodista de policiales ‘El Sonámbulo’ conversaron sobre la decisión del Poder Judicial de anular la sentencia de 8 años de cárcel contra Gerald Oropeza y ordenar un nuevo juicio oral.

Mi amigo, el redactor ‘Barney’, llegó al restaurante por un tiradito de cabrilla, un suculento arroz con mariscos y una jarrita de chicha morada. “María, llegué temprano y me encontré con el legendario periodista ‘El Sonámbulo’. Estaba en la computadora leyendo noticias sobre

‘Colega, francamente mis décadas en el periodismo policial me hacen sospechar de la decisión de la Segunda Sala Penal de Apelaciones de anular el juicio al tristemente célebre ‘Tony Montana’, Gerald Oropeza, y la sentencia de ocho años de prisión por el delito de conspiración para el tráfico de drogas, y ordenaron un nuevo juicio oral.

Las cosas ‘raras’ en el juicio a Oropeza no vienen de ahora. En setiembre del año pasado, una noticia escandalizó a la opinión pública: 17 audios incriminatorios contra el capo de la droga se ‘perdieron’ en el Juzgado Penal Nacional Especializado en Crimen Organizado.

Nada es casualidad, nada es coincidencia. En un país asfixiado por la corrupción, hay que estar atentos a las ‘jugaditas’ que hacen los mafiosos para librarse de sus crímenes. Ahora el tribunal considera que los audios donde se demostraba la conexión de Gerald con los capos de la droga italiana, donde hasta le dicen ‘grande capo’ o ‘Tony Montana’, audios reveladores con sus lugartenientes Bryan Campos y Antonio Sulca, constituyen ‘una prueba ilícita’. Increíble.

Hasta el 2015, Gerald Oropeza llevaba una vida propia de un capo. Sus desenfrenadas fiestas eran las más comentadas en el bajo mundo. Alcohol, drogas y sexo eran infaltables en esas bacanales que organizaba en su residencia de La Molina. Una fuente cercana a ese mundillo me contó ese año que Gerald gustaba de las chicas exuberantes, chicas ‘positivas’ que por dinero, regalitos y viajes eran capaces de entregar hasta el alma.

En abril de 2015, el nombre de Oropeza salió a la luz después de sufrir un atentado con granadas, en el que su Porsche Cayenne terminó destruido. Tras el ataque, los agentes de la Policía pusieron el ojo sobre el dueño de aquel lujoso vehículo y empezaron a jalar la madeja, que finalmente los llevó a descubrir una red internacional de narcotraficantes.

Sobre el atentado, la Policía manejó dos hipótesis. La primera, una guerra de carteles que buscaban exclusividad en el Callao. Y la segunda, un lío de ‘faldas’, pues se sospechaba que Oropeza empezó a cortejar a una modelo, novia de otro capo. Con orden de captura, huyó a Ecuador, en donde fue capturado a los pocos meses en polo, short y sandalias.

En Perú fue trasladado a Challapalca, la prisión de máxima seguridad. Ahora, envalentonado por la anulación, hasta está pidiendo que le devuelvan sus fastuosas mansiones y sus carros de lujo’”. Pucha, esperamos que se haga justicia en este caso. Me voy, cuídense.

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