Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un lomo saltado al jugo con su arrocito graneado y rocotito molido. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada heladita. “María, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos culminó ayer domingo su examen de admisión 2024. Decenas de miles de jóvenes de todo el país postularon por una de las 4 mil 771 vacantes que ofrecía la casa de estudios.
Los resultados se conocieron horas después. Y en los hogares de los ingresantes se desató la fiesta por tan importante logro. Un futuro prometedor les espera, si estudian con dedicación, sacrificio y con un norte fijo. A los que no entraron les digo que deberían seguir preparándose. Que no abandonen sus sueños. La vida es así. Los valientes se caen y se vuelven a levantar. Historias de estas hay muchas. Hay chicos que no ingresaron a la primera, pero a la segunda o tercera lo hicieron con el puntaje más alto.
No es imposible, solo necesitan mucha dedicación, estudio y sacrificio. Entrar a San Marcos, ya se sabe, es difícil. No solo porque decenas de miles pelean por pocas vacantes, sino que la mayoría que postula lo hace por segunda, tercera o cuarta vez. Es decir, están preparados y tienen experiencia.
Por eso, si no ingresaste, sigue estudiando de mañana, tarde y noche. Aliméntate bien, duerme bien, sal con tus amigos, pero mantén la disciplina de estudiar muchas horas. Y más aún si tienes el apoyo de tus padres, que es bastante. Otros muchachos no tienen ni eso. Se la tienen que ver solos. Trabajando y estudiando. Cuando era muy joven, entré a trabajar a un banco haciendo mantenimiento de amanecida. Allí conocí a un vigilante que estudiaba medicina en la Facultad de San Fernando. Aprovechaba todas las horas para repasar sus clases. Al final de la jornada se iba a escuchar a sus profesores. Así acabó la universidad. Hoy es un conocido cirujano, director de una clínica en Lima.
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