Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por su pescado frito, cebichito de cortesía y, para tomar, chicha morada fresquecita. “María, los peruanos festejaron como pudieron la llegada del Año Nuevo en medio de crisis política, coronavirus y falta de oportunidades.
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Por más que el Gobierno prohibió las reuniones sociales, muchos armaron tonazos en sus casas o en privaditos. Ríos de cerveza y de otros licores corrieron por las gargantas de miles de peruanos en todo el país
La mayoría tenía frustración y pena porque el 2021 que se fue nos dejó miles de muertos por el coronavirus, falta de trabajo e inseguridad ciudadana. Mis vecinos renegaban porque, a diferencia de otros años, no podrán acudir a refrescarse a la playa o alguna piscina, debido a la prohibición de las autoridades que así buscan evitar un repunte de contagios de la pandemia, ahora con la temida variante ómicron.
Los afortunados que pudieron viajar fueron menos y celebran en Machu Picchu, Paracas, Máncora, Punta Sal, Iquitos y hasta en Cancún, Miami o Punta Cana.
Antes de dar las 12 de la noche, la gente hizo sus conocidas cábalas, como comer uvas, dar vuelta a la manzana con una maleta (para asegurar un viaje), poner una moneda o billete en el zapato, comer una cucharada de lentejas (para tener abundancia), besos y abrazos, y ponerse calzón o calzoncillos amarillos para atraer la alegría.
De cualquier manera, deseamos que todos hayan empezado con el pie derecho. La idea este año es dejar atrás la terrible pandemia que paralizó al mundo y con sus secuelas provocó pérdidas irreparables, la economía incluida.
Este 2022 debe ser el año de la normalización en la educación escolar y universitaria, con la asistencia de alumnos y maestros a las aulas. Dos años de clases por Internet fueron demasiado para un país que no estaba preparado para ello.
Se espera también que los millones de trabajadores que en estos momentos realizan sus quehaceres de manera remota regresen a sus centros de labores, pero siguiendo estrictos protocolos sanitarios.
NO PONERLE CABE A LA MINERÍA
El país también debe crecer. El Gobierno tiene que trabajar para atraer inversiones y no ponerle cabe a la minería, la principal fuente de ingresos del Perú. El peruano necesita más trabajo para ganar su plata de manera digna, pues no le gusta que le den propinas en forma de bonos.
Además, es imprescindible resolver de una vez por todas el problema del hampa, que no solo mata a personas, sino que también afecta a la economía. Solo así podremos despegar”. Mi amigo Gary tiene razón, esperemos que este sea un buen año. Me voy, cuídense.
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