Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un ají de gallina con arrocito graneado y su huevito sancochado. Para tomar pidió una cebadita tibia. “María, la ambición es una característica del ser humano. No hay en este mundo persona alguna que se conforme con lo que tiene. Uno siempre aspira a más, a una mejor casa, a vestir bien, a poner a los hijos en mejores colegios, a comprarse un carrito o viajar por el mundo.
Eso está bien y así debe ser. Pero se debe lograr trabajando duro, estudiando o ahorrando. Los emprendedores son un ejemplo. Muchos de los millonarios peruanos tuvieron un origen muy humilde. Algunos fueron vendedores ambulantes o hijos de obreros. Pero su perseverancia, creatividad, disciplina y sacrificio hicieron que triunfen en la vida. Lo que han logrado nadie se los puede reprochar, porque lo hicieron de manera honesta.
Pero hay otros que para lograr lo que desean estafan, roban, desfalcan. Es el caso de algunos empresarios que integraron la trama de corrupción al más alto nivel en el reciente gobierno de Pedro Castillo. Tenían millones, vivían mucho más que bien, pero sin embargo cruzaron la línea y hoy están tras las rejas o enjuiciados. Lo mismo pasa con ciertos periodistas, militares, exministros, gobernadores regionales o alcaldes, que decidieron enriquecerse de manera ilegal.
Hace días un operativo de la Fiscalía descubrió que un funcionario edil tenía guardados en su casa 360 mil soles, cuya procedencia no supo explicar. A muchos jóvenes el dinero, los lujos, los viajes que ciertos personajes cuestionables exhiben los pueden confundir. Pueden creer que la forma de llegar al éxito es mediante el robo, la estafa, el secuestro o la corrupción. En algunos casos esto sucede, pero siempre el largo brazo de la justicia llega y esos que ahora gozan de libertad y riqueza mal habida, terminan mal: presos, o prófugos, en el hospital o el cementerio.
Los muchachos deben convencerse de que el éxito en la vida siempre va de la mano con el trabajo arduo y honrado, con el sacrificio, la dedicación, la disciplina y la educación. Como en un laboratorio, estos ingredientes, si se mezclan de manera adecuada, se convertirán en una fórmula de éxito seguro. Deben alejarse de las malas juntas, de las tentaciones y los vicios. Un simple no a una proposición indebida te puede salvar de arruinar tu vida. Si quieres un carro del año, trabaja duro, ahorra, deja de despilfarrar y lo conseguirás. Se puede, con fe y decisión. Un viejo inversionista de Wall Street dijo: ahorra el 30 % de tus ingresos y verás cómo prosperas en la vida.
Hay que hacerle caso a los que saben. No hay nada como conseguir lo que se desea de manera legal. Así en las noches se podrá dormir sin sobresaltos. Ese, dormir sin miedo, es un lujo que muchos no se pueden dar”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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