Mi amigo, el fotógrafo Gary, trabajó ayer domingo y pasó por el restaurante para almorzar. Se pidió una sopa a la minuta y un bistec encebollado con arroz blanco. Después se tomó una manzanilla calientita. “María, soy periodista con muchos años en el oficio, pero hay hechos que me dejan impactado por más que estoy acostumbrado a cubrir noticias trágicas casi a diario.

Sentí una pena enorme al enterarme de la cruel muerte que le dieron a la joven comerciante , quien fue atacada por un miserable sicario que le disparó cuatro veces delante de su pequeña hija. ¿Ese asesino merece perdón? Claro que no. Debería morir por ser tan maldito.

Se trata de Elvis Aranya Ayma, de solo 21 años, quien confesó que lo contrato un tal ‘Brandon’ del penal de Lurigancho y le dio 450 soles por el ‘trabajo’. Espero que los fiscales y jueces sean severos con este asesino y no salga nunca más de prisión. Deberían darle cadena perpetua y ser encerrado en Challapalca.

El próximo gobierno tiene la tarea impostergable de hacer de la lucha contra la delincuencia común un asunto de Estado. Asaltantes, secuestradores, extorsionadores, sicarios, arrebatadores y otras lacras vienen enlutando a miles de familias, además de agravar la pobreza.

Cuando un ratero le arrancha el celular a una persona, lo que está haciendo es atentar contra su trabajo, sus estudios, sus posibilidades de avanzar, porque ahora los smartphones son una herramienta imprescindible en la vida de millones para realizar muchas actividades. Además, para robar un teléfono muchas veces matan y hieren.

Los extorsionadores provocan que muchos negocios se vayan a la quiebra, eliminando así incontables fuentes de trabajo, no solo para los dueños de bodegas, ferreterías y otros negocios, sino también para la gente que ellos pueden contratar. La inseguridad ciudadana es desde hace años un gravísimo problema que no ha sido enfrentado con el rigor que se debe. Urgen más policías.

Por ejemplo, las bandas criminales ya comenzaron a reaparecer en los alrededores del aeropuerto Jorge Chávez, desde donde siguen a sus víctimas hasta sus casas para asaltarlas con violencia, sin importarles que sean mujeres o menores de edad. Se necesitan más agentes en las calles y potenciar las tareas de inteligencia para desbaratar a organizaciones criminales antes de que den sus golpes.

Pese a las limitaciones, la Policía hace un buen trabajo deteniendo a todo tipo de delincuentes, incluso antes de que ataquen, pero el Estado debe darle un mayor presupuesto para, por ejemplo, comenzar a subirles los sueldos a los efectivos y dotarlos de mejores armas, equipos de comunicación y otros.

Lo terrible de la inseguridad ciudadana en nuestro país es que avanza de forma incontrolable. No se trata solo de una percepción subjetiva, como alguna vez dijo un exministro. La crisis económica, la falta de puestos de trabajo y el ingreso de delincuentes extranjeros ha aumentado el número de acciones criminales. ¿Cómo estaremos en diez años? ¿Qué les espera a nuestros hijos y nietos en unos años si no hacemos algo ya?”. Gary tiene razón. Esto es muy preocupante. Me voy, cuídense.

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