Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por arroz a la jardinera con pollo frito, crema de espárragos y, para tomar, refresco de maracuyá helado. “María, el derrame de petróleo en el mar de Ventanilla, hace ya casi dos semanas, ha puesto de vuelta y media a las amas de casa, preocupadas por la alimentación de su familia.
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Es que por allí esparcieron el rumor de que el pescado que llega a los mercados estaba contaminado de crudo. Eso no es verdad. Según los especialistas, entre ellas la bióloga Gardenia Jiménez Villavicencio, presidenta del Colegio de Biólogos del Perú (CBP), el derrame solo afectó una parte de nuestro litoral y que consumir pescados y mariscos es saludable.
Porque el mayor volumen de pesca se da en alta mar, así como en el norte del país (Paita, Tumbes, Chimbote, La Libertad) o el sur (Pisco, Chincha, Arequipa, Tacna).
Igual, dijo que si hay alguna duda, deben revisar las branquias de los peces. En caso tengan una mancha oscura hablaríamos de un producto contaminado.
Lo que no debe pasar es que los niños dejen de comer pescado. Miren nomás sus beneficios: Proporciona grasas saludables como Omega-3, componente estructural del cerebro y la retina.
Ayuda a proteger el corazón y el sistema circulatorio. Es fuente de vitaminas y minerales como calcio, fósforo, hierro, potasio, sodio, selenio, magnesio y yodo.
LAS MAMITAS PUEDEN TENER ESA SEGURIDAD
En general, los productos hidrobiológicos que se ofertan en los mercados de Lima y todo el país son de calidad y seguros. Las mamitas pueden tener esa seguridad.
Los que están preocupados son los pescadores de Ventanilla, Ancón y Santa Rosa, que desde el día del derrame no pueden salir a trabajar. La empresa Repsol debe indemnizarlos lo más pronto posible. Esos trabajadores viven del día a día. Si no salen a trabajar no comen.
No todo es descontaminar el mar, también hay que ver el lado humano. A esto se agrega los cientos de negocios, como cebicherías, restaurantes, pequeñas empresas de alquiler de toldos y sillas, agencias de viajes en lanchas y mucho más, que también están imposibilitados de trabajar.
Si no pueden laborar, ¿de dónde van a comer sus hijos? Que el gobierno se haga una y se preocupe de esta gente. Pero que no sea como anunció la semana pasada la presidenta del Consejo de Ministros, Mirtha Vásquez, que se iban a repartir canastas de víveres a los pobladores, como si hubiera sido un gran logro de su gestión. Eso sonó a dádiva.
A ver que ella coma una semana con una bolsa de víveres”. Gary está indignado por todo lo que está pasando, pero tiene mucha razón. Me voy, cuídense.