Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un seco de pollo norteño con frejoles. Para tomar pidió una jarrita de refresco de lima limón heladito. “María, me siento muy sorprendido y molesto con la actitud de muchas chicas hoy en día, que no se hacen respetar y ventilan sus aventuras sexuales por la televisión, como si se tratase de algo que les causa orgullo. Me refiero a las dos últimas chicas del cantante Christian Domínguez, quienes al descubrirse las infidelidades del cumbiambero salieron a contar las cositas que hicieron con él.
Yo me pregunto: ¿qué sentirán las madres, padres, hermanos y amigos de esas mujeres al escuchar que se confiesan amantes de un hombre casado y encima cuentan con pelos y señales dónde, cuándo y cómo tuvieron sexo? No digo que no se hable del tema, pero todo tiene su ámbito. De chiquito me enseñaron lo que es la intimidad. Y la dignidad. Ese par de chicas ciertamente no tienen ni lo uno ni lo otro. ¿Con qué ojos las mirarán a partir de ahora? Una hasta dijo que había conocido a gringos mejor dotados que Domínguez. ¿La mamá le dirá algo? ¿Se comentarán sus travesuras en un almuerzo familiar?
Lo peor de todo es que estas chicas se pueden convertir en modelo a seguir para muchas adolescentes. Que ellas crean que meterse con un hombre casado está bien y mejor si es alguien ‘famoso’, y que ventilar sus proezas en la cama por la televisión es ‘cool’ y moderno. Esas dos mujeres que se metieron con el cantante destruyeron un hogar y causaron sufrimiento a una mujer y su hija, y por eso no tienen nada de qué sentir orgullo. Ciertamente el mayor culpable es Christian, el infiel, pero al menos las amantes del cumbiambero deberían quedarse calladitas. Menos mal que son pocas. La gran mayoría de peruanas son trabajadoras, emprendedoras y ejemplo para sus familias. De esas mujeres empoderadas, modernas y sabias necesita el Perú para salir adelante. Algunos consejos para las chicas:
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