Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unos pallares con seco de pollo y rocotito molido. Para tomar pidió una jarrita de jugo de maracuyá heladito. “María, bien dicen que los niños son el futuro del país. Necesitamos no solo buenos profesionales, científicos y pensadores para los años venideros, sino también autoridades que no sean corruptas.
Debemos hacer un gran esfuerzo para prepararlos de modo que en unos años asuman las riendas del país. Pero la realidad del Perú te tumba al suelo. Según el Instituto Nacional de Salud, la anemia afecta al 43.6% de los niños menores de tres años, lo que constituye un grave problema de salud pública. Esta cifra ha permanecido sin mayores cambios en los últimos cinco años a pesar de los esfuerzos del gobierno.
La anemia puede ocasionar problemas en el lenguaje, lectura, escritura y matemáticas, así como menor coeficiente intelectual, menor desarrollo motor, menor capacidad de resolución de problemas y, en consecuencia, más dificultades para insertarse favorablemente en la fuerza laboral. Un niño anémico no presta atención a las clases, se duerme por falta de fuerzas y no rinde. Por eso es tan importante alimentarlos bien en esa etapa de su vida.
Por eso Trome anunció, en boca del director Carlos Espinoza Olcay, una campaña para combatir este mal en el país. Creemos que el gobierno y la empresa privada deben participar en este esfuerzo, pues, como dijimos arriba, necesitamos de la nueva generación para sacar adelante al país.
Muy buenos consejos de Gary. Me voy, cuídense.
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