Este Búho se levantó tempranito y estuvo ayer en el Congreso para escuchar ‘in situ’ el primer discurso del presidente Pedro Pablo Kuczynski desde el Congreso. Sin duda, se trata de un hecho histórico para el Perú, especialmente porque es el hombre que gobernará hasta el 2021, año en que nuestro país celebrará el Bicentenario de su Independencia. Como periodista, estoy en la obligación profesional de contarles a mis lectores la verdad. Como ustedes saben, en política nada es casual y los gestos dicen mucho. Aquí me sirve mi espada del augurio de ‘Los Thundercats’ para ver más allá de lo evidente.
Durante la campaña, este columnista marcó una clara posición al igual que el diario de no apoyar a ninguna candidatura en especial. Ahora que PPK asumió el cargo, estos ojazos de Búho estarán más alertas que nunca. Creo que el éxito del ‘Gringo’ será el de todos los peruanos y tengo gran expectativa, pero tampoco estamos para hacer ‘barrita’ antes de tiempo. Al igual que varios analistas, estoy seguro que la ‘luna de miel’ será muy corta, pues hay temas urgentes que requieren decisiones inmediatas. Es inadmisible que en pleno corazón de San Isidro, que se supone es uno de los distritos más seguros de la capital, se produzca un infernal tiroteo y la policía no reaccione, con un plan de emergencia, para capturar a los miserables que dispararon cinco balazos a una mujer para robarle un ‘canguro’ con dólares.
La ciudadanía podrá decir, en el futuro, que se trata de un Gabinete Ministerial de lujo si se toman medidas efectivas a corto plazo para combatir el principal problema del país: la proliferación de ‘marcas’, extorsionadores y sicarios que impiden una vida en paz, porque matan impunemente a hombres, mujeres y niños todos los días. Esa es la gran derrota de Ollanta Humala. Pienso que su gobierno no fue tan malo, pudo ser peor si recordamos sus iniciales posturas chavistas. Los expertos aseguran que, en economía, se debió hacer algo más que poner ‘piloto automático’, pese a las tempestades mundiales, pero sí siento que le faltó liderazgo y carácter para enfrentar a la delincuencia. El nacionalista se va desaprobado, porque la gente está harta de la inseguridad que se vive en las calles.
Volviendo a PPK, en su discurso habló de convertir al Perú en un país moderno. Se espera que la economía vuelva a ‘despegar’ y que ese crecimiento llegue a los más pobres. Hizo especial mención al tema de agua y desagüe, que me parece muy bien. También en dar una salud de calidad, lo cual significa que miles de peruanos de la tercera edad no tengan que hacer colas desde la madrugada para ser atendidos y, encima, sean asaltados como sucede en un hospital de Barrios Altos. Allí sí podríamos hablar de un Estado moderno. Pasar las bonificaciones de los policías a sus sueldos básicos es, como lo dijo, algo que prometió en campaña y ya anunció que será a partir de setiembre.
Su postura ante el tema de la corrupción es algo que saludo y espero que no sean bonitas frases para la tribuna. Aquí el ‘roba, pero hace obra’ es una práctica común de muchos funcionarios de gobierno, alcaldes y presidentes regionales que siguen impunes. Por lo que se vio ayer en el Congreso, la actitud del fujimorismo será de confrontación. Incluso hasta se escuchó ‘Keiko presidenta’, lo cual deja muchas dudas si le otorgarán las facultades que pedirá el Gabinete Ministerial de Fernando Zavala. Más allá del tema político, me pongo a reflexionar sobre el Perú en esas Fiestas Patrias y es evidente que ha cambiado mucho, comparado con los años 80 cuando estudiaba en San Marcos. En ese entonces, vivíamos una total incertidumbre, especialmente en el primer gobierno de Alan García con terrorismo e hiperinflación.
Los jóvenes de ahora han vivido la bonanza económica y su actitud es otra. Según un estudio de Arellano Marketing, hay en el Perú 10.5 millones de emergentes. Ellos conformarían ‘una nueva clase media’. Este segmento ha forjado un nuevo tipo de riqueza, ya sea a través de sus negocios familiares o de empleos mejor remunerados, gracias a que sus hijos estudiaron en buenas universidades. Ellos tienen otra mentalidad. Quieren gozar de las cosas ya, a diferencia de sus padres y abuelos que eran ahorradores. Ellos son el futuro. Apago el televisor.
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