Del saque somos carnecita... Ese abrazo reiterativo y cariñoso del coreano Heung-min Son a Paolo Guerrero es el reflejo de la admiración y respeto de los futbolistas con los que ha jugado y enfrentado nuestro capitán. Ni los títulos colectivos, personales, medallas, goles ni fortuna van a comprar lo que se ha ganado con sudor y sangre durante su exitosa carrera. Ese es su mayor tesoro en sus 39 años.
Lógico que primero en el podio está la familia. Por eso, le recomiendo que no se emocione con este amistoso ante Corea. Yo lo digo y repito, es un crack. Pero hay que saber dar un paso al costado. El hecho de que no aparezcan delanteros de nivel no es su problema ni tiene por qué cargar esa cruz. La gente y el planeta fútbol se van a acordar de sus últimos pasos con el balón y sería bueno que sea despedido como se merece y no pase al olvido. Es mi opinión. Sí, señores...
Messi hace poquito declaró en China: ‘No creo que llegue al Mundial (2026)’. Lo dice el mejor de todos los tiempos y que tiene el ‘cartón lleno’. No le falta ni mela en lo deportivo. Hombre récord y de premios. Tiene 35 y no sufre lesiones. El planeta le ruega que no haga eso, pero es sincero y pisa tierra.
Es cierto que el camerunés Roger Milla disputó la Copa del Mundo de Estados Unidos 94 con 42 almanaques, pero eran otros tiempos. Es un caso en un millón. La edad es implacable. En mi mente está cómo el ‘Depredador’ ha dejado desparramado a los grandes zagueros de selecciones y clubes, y no me gustaría verlo entrando faltando 15 minutos, pifiado por la tribuna o criticado por la prensa. Es el abanderado de su generación, el tipo que con un ‘tenedor descartable’ nos llevó a Rusia 2018. Así es...
No voy a individualizar el triunfo de ayer en la madrugada. El 1-0 sirve para las estadísticas, pero sobre todo para el funcionamiento. La victoria es una vitamina a la vena y suma. Lo que tengo claro es lo importante de estos ensayos con los asiáticos. Ese estilo veloz, de ritmo incansable e intenso con varios que juegan en Inglaterra e Italia.
Pegan, pero son sanos. No son malintencionados. La verdad son las Eliminatorias, donde los uruguayos, paraguayos, argentinos, brasileños y ecuatorianos te dejan los toperoles en la rodilla. Son ‘maleantes’ que no van en cana y su máximo castigo es una amarilla o roja. Bien lo del ‘Cabezón’ que prueba chicos y experimenta porque chambea. Cambia de sistemas en pleno encuentro y eso jamás sucedió con el vagazo del ‘Tigre’ que por mesa nos clasificó a Rusia 2018. Rexuxa… Me voy, soy fuga.
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