Opinión

Gay Talese, un periodista de raza

En esta ocasión el Búho de Trome dedica su columna a uno de los grandes nombres del nuevo periodismo, Gay Talese
Gay Talese escribió grandes perfiles de 'La Voz' Frank Sinatra y la estrella de los Yankees, Joe DiMaggio.

Este Búho está acatando responsablemente la cuarentena. Troto en mi pequeño jardincito con mi chibolo para mantener en forma el cuerpo, pero sobre todo leo mucho para alimentar y mantener en mejor forma mi cerebro y mi alma. Como he confesado, al ver a los periodistas cubriendo arriesgadamente esta pandemia, los admiro y me pican los pies y las manos para estar allí, pues me considero un cronista de calle, las que recorrí varios lustros de mi vida cubriendo todo tipo de temas, sobre todo sociales, porque nada, absolutamente nada de lo que sucede en la sociedad, me es ajeno.

Por ello arriesgué muchas veces el pellejo. Ahora, revisando mi caja de libros -porque dada mi trashumancia entre Miraflores y Surco, no me permito tener una biblioteca estable- y husmeando entre libros y revistas encontré una ‘joyita’: El célebre retrato del genial periodista Gay Talese sobre Frank Sinatra en la revista ‘Esquire’.

Él había renunciado a su trabajo en el diario ‘The New York Times’ porque se sentía encorsetado, pese a que impuso un estilo en el diario, al escribir crónicas sobre la vida cotidiana de una manera innovadora. Nunca podré olvidar ese libro titulado ‘El puente’, fruto de doce extraordinarias crónicas sobre la construcción del gigantesco puente colgante Verrazano-Narrows que uniría Brooklyn con Staten Island en Nueva York.

El director le dijo: ‘Gay, escribe sobre esa construcción, una maravilla de la ingeniería y la arquitectura’. El reportero estrella hizo lo contrario. No escribió de las técnicas ni las miles de toneladas métricas utilizadas en la construcción, más bien escribió sobre los centenares de obreros que trabajaron en la magna obra. Se mimetizó con ellos, los acompañaba en su labor cotidiana de taladrar y al salir se iba con ellos a sus bares, y descubrió un mundo sacrificadamente alucinante de un ejército de obreros de la construcción.

Descubrió a una pléyade de trabajadores que viajaban con sus familias por todo el país, realizando faraónicas construcciones. Talese vivió con ellos en los bares, con las prostitutas de lujo que recalaban para sacarles varios billetes por ser personal calificado. Escribía sobre las malditas mafias. Y al final -porque toda gran crónica tiene un final sorprendente- el día de la inauguración, el periodista estaba en primera fila, con el alcalde de Nueva York en un descapotable, con filas de autos de congresistas, ingenieros, arquitectos.

Talese busca con la mirada a los obreros y no estaban. Se baja del auto y corre presuroso a verificar un dato que le dieron. En la estación de autobuses ve a los centenares de trabajadores con sus familias. Se van a otro Estado, a trabajar en otra megaconstrucción. Ninguno recibió invitación para la inauguración. Y así terminaba su crónica. Impecable. Después renunció al NYT, cuyos jefes pensaban que Talese no sería nada sin ellos. Craso error.

Así que se fue a la revista de vanguardia ‘Esquire’ para hacer ‘perfiles’ de personalidades. El primero fue uno extraordinario a Frank Sinatra. Luego le siguieron memorables crónicas de Ernest Hemingway, Fidel Castro y los boxeadores Muhammad Ali y Floyd Patterson.

Después decidió investigar un caso mayor, la historia de un legendario jefe de la mafia, Joseph Bonanno. El mérito del escritor, hijo de un sastre, nacido en Nueva Jersey en 1932, es que siempre privilegió la calle. En sus historias tomaban vida el obrero que construye un gran puente, un redactor que escribe todos los días obituarios, ‘el portador de malas noticias’, un boxeador con mandíbula de cristal.

“Presto atención a la gente ordinaria porque soy ordinario”, sostenía. Pero sería un libro en el que trabajaría ¡siete años! el que lo llevaría a la posteridad y que, precisamente, habría inspirado la serie ‘Los Soprano’: ‘Honrarás a tu padre’.

Esta obra salió publicada en 1971, un año antes del estreno de la película ‘El padrino’. El libro es espectacular. Consumí las más de 600 páginas como un adicto. A toda hora. Incluso en la madrugada, hasta que quedaba dormido. Se trata de una obra cuyo pretexto es la mafia italiana en Nueva York, en los años 1950-60, durante sangrientos enfrentamientos entre familias y cuando el FBI y el gobierno inician una caza del crimen organizado a nivel nacional. La familia de Joseph Bonanno está acorralada en una guerra con otras familias y también con el FBI. No cuento más, léanla ‘cuando se acabe este invierno cruel’, una metáfora de lo que dijo Scarlett O’Hara, la heroína de ‘Lo que el viento se llevó’. Apago el televisor.


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