House of Cards es una de la mejores series en la actualidad y una de las engreídas de Netflix, el servicio en línea de películas y series. House of Cards es una serie protagonizada por Kevin Spacey y Robin Wright, y encandiló a más de uno, a millones en el mundo, por cierto. Uno de ellos fue el periodista más leído del Perú, El Búho, y hoy escribió al respecto. Va (trailer incluido):

Este Búho, ahora que estamos en plena campaña electoral, ha vuelto a ver en las madrugadas una serie que me impactó, . La descubrí tarde, porque no sigo las modas. Pero comprobé que sus personajes eran parecidos a nuestros personajillos políticos. Protagonizada por un notable Kevin Spacey, como el siniestro senador demócrata por Carolina del Sur que, a punta de traiciones, engaños y hasta asesinatos, llega a la presidencia de la República junto a su bellísima esposa Claire, encarnada extraordinariamente por Robin Wright. House of Cards nos muestra que en realidad en la Casa Blanca gobierna ‘un monstruo de dos cabezas’.

El presidente y su esposa. Frank no da un paso sin consultárselo a Claire. Muchas veces, pese a que él ya tiene una decisión tomada, al final, la última palabra la tiene ella. ¿Les parece familiar? En esa pareja, la protagonista de House of Cards , no hay amor. Hay solo una sociedad comercial y de intereses. Aparte, ella le sacó la vuelta con un fotógrafo al que al final traicionó; mientras su esposo la engañó con una periodista que lo ayudó a encumbrarse y, al final, cuando la chica se da cuenta que estaba apoyando a un monstruo, él la arroja a las vías del Metro. En esa pareja no hay nada sincero.

Bueno, ambos sí sienten amor, pero por el poder. Por eso proclaman y se sienten orgullosos de no tener hijos, pues una familia arruinaría su capacidad de dedicarse solo a acumular más poder y ejercer dominio sobre los otros, llámese opositores republicanos, presidentes rusos o chinos. Esta pareja presidencial es tan malévola que en un capítulo de la tercera temporada de House of Cards, decide invitar al presidente de Rusia, Victor Petrov (Lars Mikkelsen), quien viene a ser Vladimir Putin. Lo invitan a ‘la primera visita histórica’ de un presidente ruso a USA. También convocan a la cena a tres importantes líderes opositores de su régimen.

Ellos le hacen pasar un roche a Petrov, a quien astutamente habían sentado junto a la sensual primera dama norteamericana. Era parte del plan que Claire coquetee con un presidente divorciado, sin primera dama a la vista. El mandatario norteamericano estaba al frente. Pero Petrov se da cuenta del jueguito y le dice en el oído a la primera dama: ‘tu esposo es, cómo se dice aquí, un alcahuete. Me pone a su mujer para llegar a un acuerdo’. Luego, el ruso obliga a los comensales a beber el mejor vodka que cuesta 50 mil dólares la botella una y otra vez. Ya ebrios, Frank es obligado a cantar con el pianista invitado y lo hace muy bien.

Pero el ruso está embalado y también agarra el micro y se manda con una canción seguido por sus compatriotas. Y el final de esa noche es de película. Petrov saca a bailar a la primera dama y ¡¡le da un chape!! en medio del salón. ¡¡Podía estallar la tercera guerra mundial!! Pero Frank es ‘cara de palo’, se hace el loco y solo da por terminada la fiesta, pero invita a su par ruso a fumar habanos cubanos en el sótano. ‘Son de contrabando’. Y le dice: ‘¿Acostumbras besar a todas las esposas de los presidentes que visitas?’. ‘No, porque no todas son como tu mujer’, le responde el ruso y se va a dormir.

En la alcoba matrimonial Frank está pensando seriamente en desistir del proyecto que deseaba que el ruso aprobara: colocar una fuerza multinacional en Medio Oriente para poner a raya a los grupos terroristas de Siria e Irán. El ruso se negaba de plano, pero Claire antes de dormir le dice: ‘No retrocedas, el ruso es inteligente, sí, pero en el fondo es un matón. No le tengas miedo’. Y se duerme sin darle ni un beso de buenas noches.

Al día siguiente, el presidente norteamericano cancela la conferencia conjunta con Petrov y lo invita a retirarse de la Casa Blanca por la puerta falsa. Esa trascendental decisión la había tomado la primera dama en la alcoba. Mañana se inicia la cuarta temporada. Los que no han visto House of Cards la pueden buscar en Netflix, o comprar en ‘Polvos azules’ los videos de las primeras temporadas. Apago el televisor.

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