Opinión

'El Último Emperador': ‘El Búho’ recuerda la película que ganó el Óscar de 1987

‘El Búho’ comenta la recordada película ‘El Último Emperador’ a propósito de la comparación que hizo de Kenji Fujimori y sus declaraciones con lo que le ocurría al protagonista.

Este Búho recibe el correo de un joven que me dice: ‘Buhíto, me gustó tu pastillazo sobre la película ‘El Último Emperador’ de Bernardo Bertolucci. Parece una historia alucinante y merecería una columna. Gracias’. La idea de escribir sobre esa película surgió al comprobar que Kenji Fujimori optaba por comportarse como si el partido que lo llevó nuevamente al Congreso no funcionara como una institución democrática, sino como si fuera el brazo político de la dinastía de su padre, al autoproclamarse solito candidato presidencial al 2021, si su hermana pierde las elecciones. Pero ahora sí quiero hablar del peliculón del director italiano.

‘El Último Emperador’ fue la cinta que arrasó con los premios Oscar en 1987, obteniendo las dos estatuillas más codiciadas de la noche. Premio a la mejor película y al mejor director, además de obtener siete más, como a mejor banda sonora, gracias al gran trabajo del músico japonés y actor en el filme, Ryuichi Sakamoto y el notable David Byrne, factótum de, en esos tiempos, el grupo de culto norteamericano ‘Talking Heads’.

Bertolucci dio un batacazo en Hollywood con ‘El Último Emperador’ porque era temido después de dirigir, en 1972, una película totalmente transgresora: ‘El último tango en París’. Protagonizada por el gran Marlon Brando, quien se dedica en toda la película a mantener sexo en un departamento en alquiler con una chica de veinte años, Jeanne (Maria Schneider), que también llega para alquilar el inmueble. Maria murió en el 2011 y sacudió al mundo cuando reveló que la escandalosa escena de la sodomización, a la que es sometida por Brando en la cinta, no fue fingida, sino que se consumó con total realismo. ‘Como era jovencita, pensé que así se trabajaba en el cine’. Pero Bertolucci conmovió a este columnista cuando estrenó su obra maestra ‘Novecento’, llamado en español ‘Mil novecientos’ (1976).

Fue su proyecto más ambicioso, el recrear la historia italiana de inicios del siglo XX a partir del nacimiento de dos bebés en una hacienda. Olmo (Gérard Depardieu), hijo de un campesino y Alfredo (Robert de Niro), hijo de un hacendado. Pese a que crecen juntos y son entrañables amigos, en la hacienda comienza a manifestarse la lucha ‘de clases’ que marcaría la primera mitad del siglo XX en muchas partes del mundo. El nacimiento de los movimientos de obreros y campesinos que adoptarían la ideología comunista y el fascismo italiano, de capataces sanguinarios como Atila (impresionante Donald Sutherland). Olmo es izquierdista y su amigo Alfredo, pese a que no comulga con el fascismo, tampoco hace nada para evitar sus actos vandálicos y masacres a campesinos. Así se impuso Mussolini y se convirtió en el ‘Duce’, aliado de Hitler, y llevó a Italia a perder la guerra, y a la muerte de millones de jóvenes reclutas. Nunca olvidaré que ‘me soplé’ las tres horas y media que duró la cinta en el cine ‘Country’, en Lince.

Cuando salí a medianoche no había micros y las ‘lolitas’ me rondaban. Pero en mis oídos seguían retumbando los cánticos de los fascistas: ‘Somos los fascisti, terror de comunisti’. Y otra escena de choque. Atila agarra un tierno gatito y le dice a su pastora de camisas negras: ‘Este gato es un comunista’. Lo coloca contra la pared y lo destroza a cabezazos, mientras la sangre le chorrea por el rostro y se impregna en sus dientes con una sonrisa diabólica. Bertolucci, junto a Pier Paolo Pasolini, fue la mejor expresión del cine comprometido de la Italia de la última mitad del siglo XX. Pero había una diferencia: Pasolini era transgresor nato, provocador, gay confeso y provenía de los barrios bajos donde buscaba ‘puntos’ y encontró trágica muerte a manos de uno de ellos. Bertolucci provenía de una familia aristocrática. Pero eran solo dos caras de una misma moneda. Una visión crítica de su tiempo.

‘El Último Emperador’ se basó en la autobiografía del último soberano de China, antes que hubiera una revolución y se instaure la dictadura comunista de Mao Tse Tung. Puyi fue coronado cuando tenía tres años y fue idolatrado por millones. Vivió como un dios, hasta que Japón invadió Manchuria y lo utilizaron como emperador títere. Por eso, cuando Mao llegó al poder, lo mantuvieron en cautiverio. Luego, durante la ‘Revolución cultural’, liderada por jóvenes fanáticos maoístas tipo senderistas, descabezaron a los líderes del partido comunista que le habían dado la espalda a Mao, como Teng Siao Ping. Puyi fue ‘reeducado’ y terminó como jardinero. El versátil actor John Lone (Madama Butterfly, El año del dragón) encarnó al emperador. Kenji tiene sangre japonesa, no china, pero se quiere comportar como si fuera un último emperador. Apago el televisor.

Si te interesó lo que acabas de leer, puedes seguir nuestras últimas publicaciones por , , y puedes suscribirte a nuestro newsletter.

Contenido Sugerido

Contenido GEC

Te puede interesar:

Si va a viajar por el feriado largo revise su vehículo

Beccacece ve como “un clásico” el Ecuador vs. Perú: “Tenemos que estar muy alertas”

‘Caballeros del Zodiaco’: Masami Kurumada, creador del manga, regaló un dibujo hecho a mano a ‘Jorge de Pegaso’

Enfermeros, los ángeles que cuidan y salvan vidas

Más en Opinión

El Búho y una serie que se grabó en la cárcel

Evita los asaltos en falsos taxis

Rafael Cardozo debutó como actor en ‘Al fondo hay sitio’ como el ‘Joel Guapo’

Hay una zambita presuntuosa y una tía lisurienta a la que le gusta rayar carros que están asustadas

Denuncie el acoso sexual

Ana Paula, pareja de Paolo Guerrero, dará su primera entrevista para la televisión peruana