Este Búho ha escrito ríos de tinta sobre el incontenible tsunami de violencia delictiva que azota al país. Las víctimas de la criminalidad son todos los ciudadanos honrados y emprendedores del Perú. Dueños de cebicherías, pollerías, chifas, locales de apuestas, peluquerías, spas, bodegas, minimarkets, licorerías son ‘caseritos’ de los delincuentes, sobre todo en los distritos populosos: San Juan de Lurigancho, Villa El Salvador, Comas, San Martín de Porres, Puente Piedra, Chorrillos, Villa María, entre otros.
Esas son las zonas donde hay menos patrullaje policial
Al punto de que varios locales no solo han sido asaltados una, sino varias veces. ¿Qué hace un propietario cuando su negocio es asaltado varias veces y en la última el delincuente, simulando tener un arma, amenaza de muerte a su esposa y pequeño hijo a los que mantiene en el suelo? Pues actuar en defensa propia y de su familia. Eso hizo N. Ch., propietario de un chifa ubicado en una céntrica calle de Villa El Salvador. Cansado de que su negocio sea asaltado dos veces sin que la Policía ni el serenazgo hiciera rondas para resguardar la zona por los constantes robos, compró un arma y sacó su permiso.
A las seis de la mañana un delincuente y drogadicto salió de su casa dispuesto a ‘trabajar’, asaltando uno de los negocios de la avenida Micaela Bastidas. Testigos le dijeron a la Policía que el ladrón merodeaba sospechosamente por la panadería vecina. Al ver mucha cola optó por ingresar por la pequeña puerta abierta del local de comida china. A esa hora no había atención, la esposa del dueño del restaurante preparaba a su hijo de once años para mandarlo al colegio. Las cámaras de seguridad con audio mostraron todo lo que sucedió en el interior del local. El maleante, con una mano dentro de su casaca simulando tener un arma, gritó y obligó al niño a que se tirara al suelo.
Luego jaloneó a la madre y la obligó a arrodillarse en el piso. Fue en ese instante que el esposo salió del fondo del local, disparó y abatió al asaltante que amenazaba a su esposa e hijo. El propietario inmediatamente llamó a la Policía y se lo llevaron a la comisaría. Pero terminó detenido por 48 horas. La madre del delincuente en la puerta de la comisaría exigió ‘justicia’ para su hijo, sosteniendo que como no llevaba un revolver -tenía un tenedor de metal- el propietario asaltado ‘no debió disparar’ y debía ser castigado. Increíble.
Uno puede entender el dolor de una madre por su pérdida, pero no podemos apoyar la victimización que hace del hijo con antecedentes penales grabado robando, agrediendo y amenazando de muerte a una mujer y a un niño con una supuesta arma, lo que originó una lógica reacción de un padre que veía en peligro de muerte a su familia. El caso del chifa en Villa El Salvador se convierte en la punta de un iceberg. Ante la total inoperancia del gobierno y los gobiernos locales para enfrentar la criminalidad, los afectados están recurriendo a armarse individualmente para defenderse del crimen.
La sociedad se siente huérfana de protección del Estado ante la criminalidad
La extorsión se extiende como reguero de pólvora. No solo por lacras venezolanas, sino peruanas, y se extienden a comerciantes, emprendedores, empresarios y también a personajes públicos, vedettes y cantantes. La ‘industria’ de los inhumanos secuestros aumenta. Hace falta un plan integral. Primero, se debe extirpar las ‘manzanas podridas’ de la Policía -como ese que dirigió el robo a un cambista- y dejar que los buenos oficiales, que son la mayoría, tomen las riendas de la institución para encabezar ese plan contra la delincuencia. El gobierno no puede dejar que los ciudadanos se vean obligados a asumir ellos solos la lucha contra la delincuencia. Pero con la inacción gubernamental a eso nos están llevando. Apago el televisor.