Este Búho se sorprende y piensa que el tiempo tiene la velocidad de un Ferrari. Se han cumplido cinco años de la muerte del entrañable músico Gustavo Cerati y nueve años desde que aquella infausta madrugada del 10 de mayo del 2010, cuando quedó en estado de coma después de un concierto en la ciudad de Caracas, al sufrir lo que se llamó un accidente cerebrovascular, del que el músico ya nunca despertaría. Pero millones de personas en todo el continente no lo olvidamos, pues en los años 80 fue la figura emblemática de ‘Soda Stereo’, una de las agrupaciones más importantes en la historia del rock latinoamericano.
Tras vivir y ser visto casi como un divo por toda una generación, tuvo un final trágico por el cual se tejieron muchas especulaciones, leyendas y ‘runrunes’ entre la gente del rock y la prensa. Cerati era un personaje que vivía la vida al máximo. En el penúltimo show que dio en Lima, en el 2007, luego del espectáculo de ‘Soda Stereo’ por la gira ‘Me verás volver’, llegó a la discoteca ‘Nébula’ de Miraflores, donde, según testigos, se integraron a su grupo personajes de la noche limeña de dudosa catadura, que les entregaban papelitos a los argentinos y estos hacían muchas paradas en los baños.
Pero es falsa una leyenda que señalaba que el músico habría sufrido ese accidente cerebrovascular por consumir ciertas sustancias en Lima, en su última presentación del 2010, como solista. En aquella oportunidad llegó con su novia y finalizada la tocada, se fue con ella a descansar al hotel. Más bien, días después, en Bogotá, ya sin la presencia de su pareja, Cerati sí habría recalado en una discoteca, donde habría compensado su obligada abstinencia limeña con grandes y peligrosas ‘aspiraciones’, de acuerdo a informaciones periodísticas colombianas.
Esos excesos le habrían pasado la factura en Caracas, después de un show impecable. Empezó con un dolor de cabeza en el backstage y luego se desvaneció, hasta llegar al estado de coma definitivo. Además, Cerati, aparte de ser adicto al trabajo, fumaba 40 cigarrillos al día y bebía mucho licor.
Pero este Búho prefiere recordar las veces que lo vio en vivo. La última vez, días antes del fatídico concierto en Caracas, tocó en el estadio de San Marcos, aquel 2010. El mismo día en que el inefable Ricardo Arjona daba una multitudinaria presentación ante 15 mil personas en el Jockey Club. Pero esos ocho mil asistentes al coloso universitario se comportaron como el mejor público del mundo. Incluso, Cerati se animó a decir: ‘Cuánta gente, ¿no se habrán equivocado de concierto? Este no es el de Arjona, ja, ja, ja’. Estuvo inspirado y pródigo, pues interpretó 25 canciones y todas de su época de solista, ninguna de ‘Soda Stereo’, y nadie se lo reprochó.
Pero tampoco se puede hablar de Cerati sin hablar de ‘Soda Stereo’. Asistí a todos los conciertos de la banda. Los dos primeros en el Coliseo Amauta repleto, en junio de 1987 con mis patas Pedro ‘Cementerio Club’ Solano y Roberto del Águila, para la presentación de ‘Signos’. Luego vino el de 1995, en la Universidad de Lima, donde presentaron su ‘Sueño Stereo’.
El último como ‘Soda Stereo’, aquella inolvidable noche de domingo del 2007, cuando se volvieron a reunir y llenaron dos veces el estadio Nacional en el espectáculo ‘Me verás volver’, que duró casi cuatro horas. Y el definitivo e irrepetible, en el estadio de San Marcos, con los hinchas ya no solo de ‘Soda Stereo’, sino más bien del propio Cerati, el más íntimo. ¡¡Gracias... totales, Gustavo!! Apago el televisor.