Este Búho siguió con atención las inéditas y multitudinarias manifestaciones de protesta popular contra el gobierno del Partido Comunista Cubano, que encabeza el presidente Miguel Díaz Canel, títere de Raúl Castro, el ‘delfín’ de su hermano Fidel, quien en la práctica es quien ‘corta el jamón’ en la isla.
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No había un antecedente similar desde el recordado ‘Maleconazo’ de 1994, en plena férrea dictadura de Fidel Castro, quien quedó con las manos atadas, porque a raíz de la ‘perestroika’ y la posterior disolución de la Unión Soviética, los rusos le quitaron todo el apoyo económico.
Sin ese decisivo sostén, la economía cubana hizo agua. No solo escasearon los alimentos en su mayoría importados, sino cayeron sus exportaciones de azúcar, ron y frutas, la poca producción cubana de exportación. Así fue como el pueblo le perdió el miedo y salió a protestar contra Fidel y su política económica. Aunque no se escucharon los llamados a la ¡libertad!, ¡abajo la dictadura!, ¡no tenemos miedo!, como el último domingo.
El pretexto para salir a protestar en aquella oportunidad fue la detención de cuatro embarcaciones repletas de cubanos que intentaban huir a Miami y a todos los depositaron en las mazmorras del régimen.
En esa fecha Fidel pronunció un discurso amenazante: ‘la calle es para los revolucionarios’, una licencia para que su policía política y sus soplones salieran a provocar y enfrentarse a los protestantes. Veintisiete años después, el pueblo volvió a salir a repudiar al gobierno.
A pesar de que han establecido prolongados cortes de luz en la capital con la intención de impedir que los llamados a las manifestaciones sean difundidos por las redes sociales, la Internet jugó un papel fundamental, el Facebook, los blogs, constituyen un gran instrumento para expresar la disidencia en una sociedad cerrada, sin elecciones libres, con un partido único, sin libertad de expresión, porque el solitario diario de la isla es el soporífero Granma, vocero del partido único. No hay prensa libre.
Pero no solo se protestaba por la falta de libertad. La crisis cubana se agravó después de la muerte de Hugo Chávez. Ya no ingresan divisas y cubrir las necesidades básicas de su pueblo para su economía depende fundamentalmente de las importaciones, sobre todo en el rubro alimentos, materias primas, combustibles y medicinas.
En otras palabras, sin dólares para importar alimentos, actualmente todo está por las nubes y la gente no tiene qué comer, las pocas industrias no pueden adquirir materias primas para producir, lo que genera un desesperante desempleo.
A esta catastrófica situación se sumó la pandemia del coronavirus. No hay vacunas en Cuba y es un cuento eso de que ya lograron producir la suya. Sin divisas tampoco pueden comprar lo suficiente a los laboratorios, que la venden con plata adelantada.
La pandemia está diezmando a la población y se batió el récord de contagios en un día. La provincia de Matanzas ya colapsó sanitariamente y otras van por el mismo camino.
Y para colmo, el coronavirus hirió de muerte a una de las pocas industrias que le daba trabajo al pueblo y divisas al gobierno: la hotelera. Varadero con sus gigantescos hoteles cinco estrellas de cadenas italianas o españolas que hoy lucen vacíos, fantasmales.
Después de 52 años de un régimen comunista, es obvio que ha sido un completo fracaso, pero tercamente sus jerarcas se niegan a dejar el poder totalitario y convocar elecciones libres para que regresen los capitales internacionales, como en otros países vecinos, y vuelvan el progreso y el empleo.
Y VLADIMIR CERRÓN ADMIRA CUBA
Este columnista se preocupa porque no entiende cómo el presidente del partido Perú Libre, Vladimir Cerrón, se declara admirador de ese régimen opresor y miserable. Es una preocupación legítima porque es quien le sopla al oído al profesor Pedro Castillo.
Perú Libre, sin llegar al gobierno, ya está dando zarpazos al pretender coactar la libertad de expresión exigiendo que se investigue y sancione a la televisora Willax y al periodista Beto Ortiz.
Cuidado. Ya no cantan los cubanos de hoy las trovas del buen Silvio Rodríguez. Hoy el himno de las protestas se llama ‘Patria y vida’:
‘Mi pueblo pide libertad, no más doctrinas. Ya no gritemos patria o muerte, sino patria y vida’. Un signo, como cantara el inmenso Bob Dylan, de que ‘los tiempos están cambiando’ en la entrañable isla.
Apago el televisor.