Este Búho lamenta todas las pérdidas de vidas humanas generadas en las violentas protestas en el país. Y digo todas, porque no voy a caer en el inhumano maniqueísmo de Verónika Mendoza, Sigrid Bazán, Indira Huilca, Mirtha Vásquez y demás castillistas, que en sus tuits culpan de todo a la Policía e intencionalmente ocultan, ignoran, ‘no saben, no opinan’, de muertes terribles como la de un recién nacido, por culpa de los bloqueadores de carreteras que impidieron, como ya es su costumbre, el paso de una ambulancia que lo trasladaba a un hospital.
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Peor aún, se quedan calladas ante el bárbaro asesinato de un policía a quien una turba quemó vivo, después de golpearlo. Aquí ni siquiera hubo un enfrentamiento. Lo capturaron y quemaron junto con el patrullero. ¿Es que las vidas de estos peruanos no valen para ellos? ¿No merecen ser mencionados? ¿Por qué los ignoran?
Su intención es clara: solo ‘valen’ los muertos con los que hay que culpar a las fuerzas del orden porque son los que les sirven para darle el ‘golpe’ a Dina Boluarte, que es lo que está buscando la izquierda radical, para recuperar la cuota de poder que tenían con el responsable de toda la crisis, el golpista preso y corrupto Pedro Castillo.
Para este columnista, todos los fallecidos importan, absolutamente todos, y nos duele que se haya llegado a esta situación, como debe ser el sentir de todo peruano de bien. Esas muertes deben ser investigadas por el Ministerio Público y aclaradas con celeridad.
Por lo que se ha observado, los lamentables desenlaces sangrientos se han producido cuando de la protesta pacífica, el grupo de vándalos infiltrados empieza a desatar el terror y la violencia contra la propiedad pública y privada. Según informes de inteligencia policial, son elementos remanentes de Sendero, castillistas, delincuentes contratados por la minería ilegal, quienes también habrían financiado la movilización en camiones y cústeres de campesinos de las zonas aimaras, poblaciones olvidadas por el Estado no desde diciembre en que juró Dina, sino desde siempre, y el narcotráfico.
EL PLAN DE LOS VIOLENTISTAS
Los violentistas tenían un plan y llegaron preparados para atacar a la Policía con armas ‘hechizas’, ‘tubos retrocarga’, explosivos, molotov y hasta hondas, dirigieron a la masa al aeropuerto con la intención de tomarlo, a sabiendas de que iban a ser repelidos por la Policía como lo manda la ley.
Pretender tomar un aeropuerto es un gravísimo delito, contra la seguridad nacional, pero es para los agitadores una ‘estrategia de guerra’ —querer cortar la llegada de refuerzos policiales por aire— que ya fue ensayada por ellos coordinadamente con anterioridad en los aeropuertos de Andahuaylas, Ayacucho, Arequipa y Cusco.
Es en esos enfrentamientos donde lamentablemente se han producido la mayor cantidad de fallecidos. Eso lo sabían muy bien los azuzadores, pero eso es precisamente lo que buscan: víctimas del pueblo cuya sangre encienda la hoguera. De allí su responsabilidad principal en este conflicto.
RECLAMOS POLÍTICOS INADMISIBLES
Lo trágico es que hay más de cuarenta muertos por unos reclamos políticos inadmisibles: la libertad de un golpista como Castillo, cierre del Congreso y renuncia de Boluarte, es decir quedarnos sin autoridades: anarquía total.
Asamblea constituyente, fuera de agenda. Adelanto de elecciones, lo que ya está aprobado en primera votación. Qué triste es que esa agenda antidemocrática pretendan imponerla a costa de la sangre y el dolor de las familias de las víctimas en las regiones surandinas.
Solo basta mirar los objetivos de los violentistas para ver de dónde viene la mano destructora: el incendio de la Aduana de Puno: donde sus agentes son los principales enemigos de los narcotraficantes y contrabandistas.
La destrucción del ‘capitalismo’: el saqueo e incendio de Plaza Vea. El terrorismo: el incendio de la casa del congresista de Acción Popular Jorge Luis Flores Ancachi. ¿Tienen algo que ver estos ‘objetivos’ con algún justo reclamo social? Ninguno. Más bien nos hacen recordar las amenazas del demoniaco Aníbal Torres: ‘Correrán ríos de sangre’. Siniestro vaticinio. Mientras tanto, los ‘cojudignos’ le hacen el juego a esta asonada que es dirigida por terroristas. Apago el televisor.