Este Búho tiene que decir ‘el pez por la boca muere’ o, mejor dicho, ‘el golpista por el decreto muere’, ante el descubrimiento de la Fiscalía, en una oficina del despacho presidencial que usaba el entonces presidente Pedro Castillo, de un decreto ley que ordena la disolución del Congreso y la convocatoria a nuevas elecciones legislativas para junio del 2023.
La fecha del documento es del 7 de diciembre del 2022, justo el día que dio el golpe y que es una prueba irrefutable que el chotano planificó su rebelión con anticipación, con cómplices que redactaron el documento con el que le daba marco legal a su intento de dinamitar nuestra democracia.
Betssy Chávez y Aníbal Torres están investigados por la Fiscalía sobre su presunta complicidad. Este hallazgo deja como una ‘zapatilla vieja’ las pueriles defensas que desde el castillismo se lanzaron para negar lo innegable: que Pedro se convirtió en un vulgar golpista.
Ese mismo día, Salatiel Marrufo, su compinche, confesó ante el Congreso que entregaba mensualmente miles de soles de las millonarias coimas en el Ministerio de Vivienda al presidente y a su familia. Castillo está bien preso por el delito de rebelión, pero no es su única fechoría.
Dentro de todos los negociados denunciados e investigados en su gobierno, hay uno que constituye la ‘punta del iceberg’ gigantesco de la corrupción: el pago de una coima millonaria de 9 millones de soles abonados por la dueña de la constructora Marka Group, Sada Goray, a Salatiel Marrufo para repartir el dinero sucio con el ministro de Vivienda, Geiner Alvarado, y Castillo. El nauseabundo ‘faenón’ para capturar el Fondo MiVivienda por Sada Goray tuvo todos los ribetes de una conspiración digna de una novela de John Grisham.
El plan urdido por la inescrupulosa triunfó porque lograron colocar a su gente en el directorio de MiVivienda, consiguieron los contratos que ambicionaban y la financiación de más de 300 millones de soles del Estado para sus proyectos.
Para lograrlo ‘contrató’ a un periodista famoso por cocinar con ‘veinte lucas’ como Mauricio Fernandini, que bajo los reflectores era un fiero comentarista anticorrupción y luego, sin maquillaje, era un ‘topo’ lobbysta no por veinte, sino por miles de ‘lucas gringas’ —según Goray—, quien estableció el ‘contacto’ con las autoridades corruptas para ligarlas a la empresaria y hasta se prestaba para entregar el dinero manchado al funcionario angurriento, como consta en su ‘confesión sincera’ ante la Fiscalía.
Se menciona también en los testimoniales malolientes de Marrufo y Goray a Nicolás Lúcar y hasta al ‘resinoso’ Chibolín, pues la conspiración tenía que tener su lado circense, con payasos que hicieron número con Sada, presentándola como la ‘madre Teresa’ de la vivienda popular, o con Castillo llegando al colmo de visitar la oficina de Marrufo en el ministerio para recibir ‘su parte’ en la coima.
Dicen que el chotano no dormía pensando que Salatiel lo grabó recibiendo su ‘marmaja’ y que por eso decidió dar el golpe. Si algún peruano se creyó el cuento de los castillistas y la izquierda, que se forró de dinero con ministerios y asesorías, que Castillo era un presidente honrado y que las carpetas fiscales de investigaciones eran ‘inventos’ de la derecha y los ‘poderes fácticos’ de los medios, ahora están convencidos de que Castillo y su banda llegaron al poder a llenarse los bolsillos, dejando a un país en ruinas.
Resulta chistoso que algunos periodistas que apoyaron a Castillo y le ‘lavaron la cara’, estallado el escándalo de Marka Group, recién ‘se dan cuenta’ y dicen que ‘Castillo es un ladrón’. Cuando hasta antes del golpe se dedicaron a bombardear las investigaciones de la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, al inmoral mandatario.
El fallido golpe de Estado del profesor originó también una espiral de violencia en todo el país que culminó con las lamentables muertes de más de sesenta peruanos: manifestantes, policía, soldados, pasajeros de buses y ambulancias víctimas de los bloqueos de carreteras, neonatos incluidos.
Esta escalada violentista no fue casual. Según audio difundido por ‘Cuarto poder’, el congresista Guillermo Bermejo estaría involucrado en las violentas marchas del 7 de diciembre tras el golpe de Estado dictado por el expresidente Pedro Castillo. Que caiga todo el peso de la ley a esta banda criminal. Apago el televisor.
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