Este Búho está convencido de que si el gobierno no decide combatir con inteligencia policial y mano dura a todo nivel a la delincuencia, nos vamos a arrepentir. Puede llegar el momento en que las mafias criminales nos dominen. Si estos extorsionadores ya no respetan a nadie y son tan malditos que ponen bombas en colegios en pleno horario escolar, en La Libertad. ¿Se imaginan a qué tipo de lacras nos enfrentamos que no respetan ni a los niños? Este delito es terrorismo.
¿Qué está haciendo este Congreso para impulsar leyes drásticas para este tipo de delitos? Aprendan del salvadoreño Nayib Bukele, quien continúa con su ‘lucha a muerte’ contra las sanguinarias pandillas ‘Mara Salvatrucha’ (M 13) y ‘Barrio 18′. Bukele inauguró la cárcel más grande de América con el traslado de dos mil pandilleros al inmenso ‘Centro de Confinamiento del Terrorismo’ con capacidad para cuarenta mil presos exclusivamente pandilleros.
El video del traslado que presentó el gobierno fue impresionante. Los presos de la M 13 solo en shorts blancos, rapados y con sus impresionantes tatuajes en el cuerpo y rostro, fueron colocados en un inmenso patio para luego ser trasladados enmarrocados en fila india a la nueva prisión. ‘Antes en las cárceles tenían celulares, televisión, drogas e ingresaban mujeres. Ahora no tendrán nada de eso, van a venir a pagar sus crímenes, no a disfrutar’, comentó el mandatario.
Recuerdo que en ese momento el comunista Petro, presidente de Colombia, sin tener vela en ese entierro, criticó duramente a Bukele y su cárcel: ‘Eso parece un campo de concentración, lleno de miles y miles de jóvenes encarcelados’.
El Centro de Confinamiento del Terrorismo es una cárcel que necesita el Perú en estos momentos. Solo en El Salvador hay cien mil ‘maras salvatruchas’. Tienen demoníacos requisitos para ser miembro de la pandilla: asesinar a un efectivo policial o a un pandillero de una banda rival. En el caso de las mujeres, si no quiere asesinar, tiene que permitir que la violen diez pandilleros. Estamos hablando de un ejército de psicópatas tatuados que tenían aterrorizada a la población salvadoreña, que optaba durante lustros por recluirse en sus casas ante el miedo a cruzarse con estas lacras.
EL FENÓMENO BUKELE
Todo cambió cuando llegó en el 2019 el polémico Bukele, con sus 37 años, el presidente más joven de la historia de su país. Declaró la guerra a las pandillas y metió a la cárcel a 64 mil de ellos. Lógicamente los índices de criminalidad bajaron. De 103 homicidios por cien mil habitantes en el 2015 a 10 por cien mil habitantes en el 2022. El cambio en la sociedad ha sido impresionante y eso se refleja en los altísimos índices de popularidad del mandatario en la mayoría de la población, que quería ver a las pandillas expectoradas de la sociedad.
‘El Salvador ha logrado pasar de ser el país más inseguro del mundo al país más seguro de América’, escribió el presidente al presentar el centro en Twitter. ‘¿Cómo lo logramos? Metiendo a los criminales en la cárcel. ¿Hay espacio? Ahora sí. ¿Podrán dar órdenes desde adentro? No. ¿Podrán escapar? No. Esta será su nueva casa donde estarán por décadas, mezclados sin hacerles más daño a la población. Una obra de sentido común’, afirmó.
Su alta aprobación en las encuestas es algo que no se pueden explicar izquierdistas que han estado del lado de la criminalidad como Gustavo Petro o comisiones de derechos humanos como Human Rights Watch, que denuncia al gobierno y defiende ardorosamente los ‘derechos humanos’ de las hienas de M13 y B18 que violaron, degollaron, decapitaron, secuestraron, asesinaron a miles de inocentes pobladores salvadoreños, además de centenares de policías, muertes por las que ningún organismo de esos se dignó a protestar. Controvertido, polémico, se puede discrepar en muchos puntos con Bukele, pero no de su manera en la que enfrenta a un ejército terrorista y demencial como las pandillas salvadoreñas.
Más bien en el Perú, donde la criminalidad llega a niveles espantosos, ya es hora de tomar decisiones drásticas. A todos esos que ponen bombas en colegios, por ejemplo, los deberían encerrar en un penal como el diseñado por Bukele. Basta de cárceles doradas. Acá se necesita un Bukele, pero no como el payaso y fumón de Antauro Humala. Apago el televisor.