Este Búho lee la entrevista de mi colega Oscar Torres a la periodista Alicia Retto. Muchos jóvenes desconocen que el papá de la conductora falleció trágicamente en la masacre de Uchuraccay, en Ayacucho. Por eso tengo que entrar al túnel del tiempo. 26 de enero de 1983. En los primeros años de la asonada terrorista de Sendero Luminoso y con el Ejército ocupando estas zonas declaradas en emergencia, ocho periodistas (seis de Lima y dos de Ayacucho) fueron asesinados cruelmente en la comunidad de Uchuraccay.
Ubicada en las alturas de Iquicha, a donde solo se podía llegar a caballo o a pie, los periodistas iban con un guía conocido por los campesinos para indagar si en la vecina comunidad de Huaychao habían asesinado de verdad a siete ‘terrucos’ senderistas, tal como informó la revista Caretas con fotos de los cadáveres y con celebraciones del presidente Belaunde, quien instó a otras comunidades a que los imitaran.
En Lima, algunos medios dudaron de la versión oficial y decidieron mandar a sus periodistas ‘a desentrañar la verdad’. En su trabajo para el New York Times, ‘Historia de una matanza’ (1983), Mario Vargas Llosa señala que los periodistas iban a hacer solo una parada en Uchuraccay, para continuar a la vecina Huaychao, pero lo que no sabían era que en esa zona de altura columnas senderistas en tránsito habían ‘expropiado’ para la ‘revolución’ los pocos animales que poseían los habitantes y asesinado a los comuneros que intentaron oponerse.
Por eso las comunidades iquichanas ‘declararon la guerra a los terrucos’ y la masacre de Huaychao lo demostraba. En ese contexto, con los campesinos festejando con aguardiente y coca, pero también con excitación y miedo por las represalias senderistas, llegaron los periodistas caminando hacia la comunidad.
Los periodistas
Ellos eran Jorge Sedano, de La República; Eduardo de la Piniela y Pedro Sánchez, de El Diario de Marka; Willy Retto y Jorge Mendívil, de El Observador; Amador García, de Oiga; Félix Gavilán y Octavio Infante (periodistas ayacuchanos). También perecieron el guía Juan Argumedo y su amigo Severino Morales. Willy Retto, el padre de Alicia Retto, demostrando su vena periodística, siguió tomando fotografías hasta sus últimos instantes de vida. Fueron imágenes que luego ayudaron a reconstruir esos momentos trágicos. Willy era hijo del conocido reportero gráfico Óscar Retto.
Según el escritor, luego de un breve diálogo de sordos, ni bien estuvieron a tiro de piedra, los atacaron y luego los masacraron con palos y hachas. Posteriormente, los cuerpos mutilados fueron enterrados de a dos, boca abajo. Los especialistas señalaron que ese tipo de entierros se los hacían a sus enemigos.
Cuando llegó la patrulla militar por aire, los pobladores aseguraron que habían matado a ocho ‘terrucos’. Se quedaron aterrados cuando en vez de felicitarlos y entregarles provisiones como a los de Huaychao, los acusaban de asesinato. En el informe de ‘La Comisión Uchuraccay’ se detalla que los comuneros se defendían diciendo ‘matamos terroristas’, pues días atrás también habían asesinado a dos senderistas y esperaban un posible ataque.
La llegada del grupo de extraños los confundió, produciéndose la masacre. Después de que se retirara todo ese ejército de hombres extraños, los comuneros se quedaron solos otra vez. Según el revelador libro de Víctor y Jaime Tipe, ‘Uchuraccay: El pueblo donde morían los que llegaban a pie’, días después de la masacre llegaron los senderistas con una lista y ejecutaron a once personas.
Así, cada cierto tiempo llegaban con nombres y procedían a cumplir ese ritual macabro. En un año la lista de asesinados alcanzó las 135 víctimas. Hoy Uchuraccay es un pueblo fantasma. Apago el televisor.
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