Este Búho comentaba ayer algunas historias del penal de Lurigancho, donde está recluido Andrés Hurtado, ese siniestro personaje llamado ‘Chibolín’, quien luego de esconderse en el Westin, un hotel de lujo, ahora está en una tétrica prisión cerca de asesinos, extorsionadores, sicarios, drogadictos y lacras de todo tipo.
Hablando de cárceles recuerdo una fecha infausta. Hace ¡cuarenta años! se produjo un sangriento motín en un penal ubicado en pleno centro de Lima, El Sexto, centro penitenciario construido en 1904, enclavado en la cuadra 13 de la avenida Alfonso Ugarte. Hoy ya no existe y los jóvenes no saben lo que sucedió en ese lugar.
Nuestro gran escritor José María Arguedas publicó en 1961 su célebre novela ‘El Sexto’, a la que el escritor español Gonzalo Torrente Malvido calificó como ‘la mejor novela sobre la cárcel de la lengua española’. ¿Cómo nació ‘El Sexto’? Arguedas concibió su desgarradora novela cuando, en 1937, participó en una revuelta de protesta en San Marcos y el dictador Oscar R. Benavides ordenó la captura de los estudiantes comprometidos y a todos los mandó al temido penal que albergaba a los más feroces delincuentes y asesinos del país, junto con los militantes de los dos partidos proscritos por el régimen: el Partido Comunista y el Partido Aprista.
Nuestro novelista estuvo cerca de un año preso en ese penal entre 1937 y 1938. Mucho tiempo después, en el año 1981, la banda de ‘Los Limeños’ se enfrentó a ‘Los Chalacos’, los encerraron en sus celdas y los quemaron vivos. El saldo fue de 31 muertos.
El motín de El Sexto
Tres años después, el 27 de marzo a mediodía, se produjo el sangriento motín. Los delincuentes cabecillas, ‘Pilatos’, ‘Carioco’ y ‘Lalo’ Centenaro, tomaron como rehenes a once empleados penitenciarios, entre ellos la psicóloga Amalia Ríos de Coloma.
Cuando capturaron la lujosa celda del tópico, del narcotraficante Guillermo Cárdenas, ‘Mosca Loca’, que tenía TV a color, congeladora, ventilador, cocina, y vieron que los canales transmitían y los filmaban en directo, perdieron la cabeza.
Sacaron a un rehén y le prendieron fuego, y uno gritaba: “Mato a otro si no nos dan un vehículo”. Otros gritaban eufóricos ‘¡Somos calle!’. Los psicópatas asesinaron a quemarropa a un segundo trabajador, y a un tercero que intentó escapar lo acuchillaron. Todo transmitido en vivo.
Cuando la Guardia Republicana, que ahora ya no existe, ingresó a debelar el motín, los reos degollaron a ‘Mosca Loca’ y a su guardaespaldas ‘Mego’. El saldo fue de 22 fallecidos. Tanto impacto causó el motín que en 1993 el director Danny Gavidia filmó ‘Reportaje a la muerte’, protagonizada por Marisol Palacios, como una reportera de televisión, y el desaparecido Diego Bertie.
La película batió récords de taquilla y se convirtió en un clásico y en una escuela para los estudiantes de periodismo. Mis respetos a David Elkin, que hizo de ‘broadcaster’; a Marisol Palacios, como Anel, la reportera llegada de Venezuela, y a Alfredo, encarnado por el gran Diego Bertie como el más intrépido camarógrafo del país.
Él se ofrece a negociar con los rehenes. Después Bertie estelarizaría la producción televisiva internacional venezolana ‘Amantes de luna llena’ (2000), teniendo volcánicas escenas románticas con la recordada Miss Universo Rudy Rodríguez. Se le extraña al buen Diego. Apago el televisor.
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