
Este Búho ve el panorama político más movido que Kike Suero viendo los partidos del campeonato peruano con una botella de la dulce y trepadora cachina chinchana. Por eso, agarro mi ‘Espada del augurio’ de ‘Los Thundercats’, para que me permita ver ‘más allá de lo evidente’ en esta ‘Radiografía Política’ que tanto piden mis lectores.
JOSÉ JERÍ. Con sus constantes apariciones intenta marcar presencia donde antes había una mujer preocupada en que le regalen Rolex y en hacerse cirugías estéticas. Pero se complica su situación porque el Estado de emergencia no está frenando la ola criminal que se muestra imparable. Además, este martes se viene un paro de choferes porque los siguen matando.
Aunque solo tiene tres semanas en Palacio y debería dársele más tiempo para ver los resultados de sus medidas, su futuro parece impredecible. Su disfraz de Bukele le va a durar poco si no se ven soluciones pronto.
RAFAEL LÓPEZ ALIAGA. Está metido de lleno en la campaña por la presidencia, ahora sin el paraguas de la Municipalidad de Lima. Acaba de disparar contra Keiko, llamándola ‘vaga’ y ‘malcriadita’. Es una duda qué tanto le puede ayudar su actitud tan confrontacional en un país bastante fragmentado y violento.
Lidera las encuestas especialmente por la intención de voto en Lima. Pero su mayor problema es que no ha terminado de calar en provincias, donde se lo percibe como ‘muy limeño’. Su gran reto es ganarse a las regiones, sino seguirá con la tradición de que ningún alcalde de Lima gana la presidencia.
KEIKO FUJIMORI. Era previsible el lanzamiento de su cuarta candidatura presidencial. Pero aparece como más de lo mismo, con la retórica ya agotada de la ‘mano dura’ del papá Alberto, su postura ante el terrorismo y los mismos rostros de siempre. Además, es evidente que ha crecido el antikeikismo.
La hija del ‘Chino’ es un personaje que polariza y que cada vez tiene más gente en su contra. Pero con el voto tan atomizado mantiene sus esperanzas de pasar a segunda vuelta, como ha ocurrido en las elecciones en las que se presentó. Mucha gente la percibe como alguien que nunca ha trabajado y vive de los diezmos de su partido.
CARLOS ÁLVAREZ. Busca ser el candidato disruptivo, el antisistema, pero su discurso es un poco limitado. Propone la pena de muerte, pero es complicado que se apruebe en el Perú, así que no se sabe hasta dónde le puede rendir dividendos. Le juega a favor que es conocido en gran parte del país desde hace varios años por ser un exitoso humorista de la televisión.
Anuncia que está rodeado de personas limpias y sin denuncias que pronto dará a conocer. Promete para los delincuentes extranjeros cadena perpetua o el cementerio. El papel de Bukele que ansiaba protagonizar, de momento, se lo arrebató Jerí.
PEDRO CASTILLO. Lanzó la candidatura presidencial de Roberto Sánchez, quien no aparece en las encuestas. El chotano buscaría lanzarse al Senado, pero él y Sánchez podrían ser inhabilitados hasta por diez años debido al fallido golpe de Estado, lo que pondría punto final a las pretensiones de ambos.
Sánchez, para mayores señas, es el representante de Evo Morales en el Perú, con todo lo que eso significa, como atraso y pobreza, y propugna ideas como la Asamblea Constituyente. Castillo, quien tiene un sector de peruanos que lo apoya, sigue preso en el penal de Barbadillo y utiliza sus intervenciones ante el Poder Judicial y el Congreso no para defenderse por el golpe, sino para victimizarse. Apago el televisor.
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