Este Búho, como ya lo he contado, padece de insomnio. Después de los cierres de la redacción me quedo navegando en la soledad de mi habitación por las diversas plataformas de streaming. Eso es lo bueno de estos tiempos, que tienes una inmensa oferta en la parrilla. Por eso mis lectores me piden que les recomiende algunas series. Una de ellas es ‘Fariña’ (2018), impecable producción española de Netflix, sobre narcos gallegos (Galicia). Lo alucinante del asunto es que si bien se basa en un libro de ‘Nacho’ Carretero, sobre narcos, policías, jueces y guiños a la política, toda la historia se desarrolló en la vida real y ¡¡todos los personajes aparecen con sus verdaderos nombres!!
Desde el inicio uno se impacta con imágenes reales de archivo de 1990, y observamos cómo en medio de un espectacular despliegue policial se monta la famosa ‘Operación Nécora’, donde 350 efectivos de las Fuerzas Especiales de Madrid llegaron a Galicia para detener, de madrugada, a 18 capos del narcotráfico gallego. Esa operación permitió desarticular a 19 clanes locales que, con total impunidad durante toda la década de los ochenta, pasaron del permisivo contrabando de cigarrillos importados a las ligas mayores de los narcóticos: hachís, pero sobre todo la ‘fariña’, harina en gallego, como llamaban eufemísticamente a la cocaína en esa zona de España. Estos clanes establecieron una diabólica alianza con los poderosos cárteles de la droga en América: el de Medellín y el de Cali. El principio de la serie es el epílogo. Lo bueno llega con el ‘flashback’, que ubica la situación en la Galicia de 1980.
El inicio de la historia tiene un nombre: Sito Miñanco es el protagonista. El humilde pescador furtivo —en la ficción, por huir de la Policía Naval— se cruza justo cuando los contrabandistas del pueblo descargaban las cajas de tabaco importado ilegalmente. Los malhechores tienen que abandonar la preciada mercadería y el pobre Sito es llamado por el líder de los delincuentes, ‘Terito’. El viejo, en vez de mandar a sus esbirros a darle una paliza, le ofrece trabajo por su destreza para manejar deslizadores. Así, Sito se vuelve el mejor piloto. Ahí sabrá que ‘Terito’ es el jefe de una ‘cooperativa’ de varios contrabandistas, como Manuel Charlín y Laureano Ubiña.
Lo atractivo de la serie es que te presentan a los personajes en carne y hueso, en sus interioridades familiares, algunas increíbles, jocosas, pero sobre todo son representados por tremendos actorazos. Para no hacerla muy larga, el ambicioso Sito se independiza e integra como un miembro más de la ‘cooperativa’, pero cuando decide viajar a Panamá, para buscar un banco donde lavar sus ganancias, lo seduce una espectacular mujer que resulta ser miembro de la mafia del mayor narcotraficante del país, Ramón Matta Ballesteros. Este cumple actualmente doce condenas de cadena perpetua en Estados Unidos y era socio de los cárteles de Medellín, Cali y Guadalajara. Un bravazo. Pese a que ‘Terito’, el líder de Galicia, prohíbe el tráfico de drogas —igual que el padrino Vito Corleone— Miñanco inunda de toneladas de coca colombiana a España y toda Europa, y los otros miembros de la ‘cooperativa’ lo imitarán. Las ganancias estratosféricas que el tráfico les significó a los gallegos hizo que se olvidaran de su ‘perfil bajo’ y se volvieran compulsivos compradores inmobiliarios y también de vehículos de lujo. Toda esa vida de boato llegó a oídos del famoso juez Baltazar Garzón, quien desde Madrid ordenó una investigación que culminó con la ‘Operación Nécora’.
Un aperitivo adicional de la serie es la notable banda sonora que acompaña las trepidantes escenas. Todas agrupaciones gallegas de culto, como Siniestro Total, Os Resentidos, Los Cafres, Aerolíneas Federales, entre otros conjuntos bravos de la gran costa oeste española. No se la pierdan. Apago el televisor.
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