Este Búho lee que el ministro de Justicia, Eduardo Arana, confirmó que nuestro país aplicará el Plan Bukele para combatir la terrible ola de inseguridad que padecemos. Incluso viajó a El Salvador para conocer más de cerca la realidad de ese país centroamericano. Como millones de peruanos, considero que el principal problema que vive el Perú es la inseguridad ciudadana y el incremento de la criminalidad. Y estamos perdiendo la batalla.
Este tema es un problema que ataca y oprime a todo el conjunto de la sociedad. Desde los vecinos que viven en una zona residencial hasta los humildes pobladores de un asentamiento humano se ven afectados por igual. Nadie se salva. Las mafias venezolanas incursionan en los secuestros a profesionales con la modalidad de ‘la carnada’, utilizando guapas y despiadadas jóvenes de su banda para ‘sembrarlas’.
A plena luz del día se producen balaceras. La extorsión se ha convertido en una lucrativa fuente de ingresos. Asesinan hasta mujeres delante de sus hijos por el pago de cupos. Miles de trabajadores honrados son obligados a pagar cupos. Mototaxistas, microbuseros, combis. Si no pagas, te queman la casa, los autos, amenazan a tus hijos o lo peor, te matan para escarmentar al resto.
Vivimos en una sociedad donde impera la organización criminal. Y no hay una autoridad política con liderazgo que tenga la valentía de enfrentar este cáncer que ya hizo metástasis en todo el país. La Policía sola no puede asumir toda la carga, pues no cuenta con recursos, personal y muchas veces realizan un gran trabajo capturando a los criminales y estos luego ‘son soltados’ por malos fiscales y jueces, en un sistema perverso. Y lo peor es que desde las cárceles los delincuentes lideran las bandas delictivas con total impunidad.
Las sanguinarias pandillas ‘Mara Salvatrucha’ y ‘Barrio 18′ en El Salvador habían instalado un régimen de terror en las ciudades. En las cárceles funcionaban discotecas y los pandilleros ingresaban licor, drogas, orquestas y mujeres. Hasta metían a secuestrados en las cárceles. En las calles campeaban las violaciones, secuestros de jovencitas y si el papá o el hermano protestaba lo mataban. Al anochecer la gente honrada se encerraba aterrorizada en sus casas. Los pandilleros ‘M13′ y ‘Barrio 18′ se mataban a balazos en una guerra eterna.
Pero todo cambió cuando llegó en el 2019 Nayib Bukele, con sus 37 años, el presidente más joven de la historia de su país. Declaró la guerra a las pandillas y metió a la cárcel a 64 mil de ellos en una ‘megaprisión’, y los trató como lo que son, ‘terroristas’. Los pandilleros fueron capturados y otros huyeron. Lógicamente, los índices de criminalidad bajaron. De 103 homicidios por cien mil habitantes en el 2015 a 10 por cien mil en el 2022.
El cambio en la sociedad ha sido impresionante y eso se refleja en los altísimos índices de popularidad del mandatario que ha sido reelecto con cerca del 90% de los votos. ¿Ustedes creen que los salvadoreños lloran porque esas lacras asesinas, descuartizadores sin redención, están encerrados en una cárcel verdadera y no en un ‘hotel cinco estrellas’, y van a trabajar para ganarse su comida? ¡Por supuesto que no! Ahora respiran tranquilos.
Uno conversa aquí con la gente de la calle, con el ciudadano de a pie y te dicen que debería haber una ‘guerra sin cuartel’ contra la criminalidad, como en El Salvador. Si el mismísimo presidente del Poder Judicial, Javier Arévalo, pidió hace unas semanas que se imite el plan contra la criminalidad que tan buenos resultados ha dado en el país centroamericano. Pero de inmediato salieron a responderle rasgándose las vestiduras, protestando, no la mamá de ‘Maldito Cris’ ni la abuelita del temible ‘Caracol’, sino Marisol Pérez Tello, quien escribió: ‘Me cuesta entender a las personas que quieren para nuestro país gobiernos similares al salvadoreño para enfrentar los problemas estructurales del Perú. Mi sorpresa fue mayor al escuchar al presidente del Poder Judicial, Javier Arévalo, señalar que hay cosas que imitar en materia de seguridad’.
Para los que no saben, Pérez Tello fue ministra de Justicia en el gobierno de PPK. Durante su gestión, las cárceles siguieron siendo ‘universidades del crimen’. El gobierno no debe caer en la retórica, tiene que actuar. No esperemos que la colectividad empiece a armarse y busque hacer justicia con sus propias manos. Hay que pararlo ya. Necesitamos un verdadero Bukele, uno que combata el crimen organizado a favor de la ciudadanía, no un psicópata fantoche y drogadicto como Antauro Humala. Apago el televisor.
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