Este Búho recuerda que este año el gran periodista deportivo Alfonso ‘Pocho’ Rospigliosi cumpliría 94, pues nació en La Victoria en 1930. Se me viene a la memoria porque esta semana se presentó la actriz Sara Manrique en el podcast ‘Café con la Chévez’, de mi colega y amiga Carlita Chévez, y habló de su hijo Micky.
Dentro de las largas historias de Sarita, vinculada con futbolistas como Waldir Sáenz, ella fue pareja del recordado hijo de ‘Pocho’, heredero de los programas de deportes de radio y televisión, fundados por su padre, que lo metió a la radio como periodista a los 12 años y lo llevó acreditado al Mundial de Argentina en 1978.
La popular ‘Rulitos’ y Micky tuvieron una fea ruptura y al poco tiempo al hombre de prensa se le detectó un agresivo y maldito cáncer que se lo llevó prematuramente. Por eso me propuse recordar a su inmenso padre, quien además fue comentarista deportivo de prensa escrita y los sábados conducía durante nueve horas el programa ‘Gigante Deportivo’ en Panamericana.
Realizaba entrevistas a deportistas, presentaba videos inéditos de los goles de los pocos futbolistas peruanos que militaban en el extranjero, como Teófilo Cubillas; a las estrellas de la música que llegaban de pronto a Lima, como un mocoso con el pelo en la cara, Luis Miguel, a quien le hizo una entrevista de antología.
También Óscar D’León o Dámaso Pérez Prado, por mencionar a algunos, y hasta al rey Pelé lo persuadió para que colaborara como columnista de su revista Ovación, la publicación referente del fútbol peruano que nació con la portada del ‘Cholo’ Hugo Sotil, autor de los dos goles con que Perú venció a Chile en Lima en el primer partido de la Eliminatoria mundialista para Alemania 1974.
En la radio tenía un programa llamado ‘3 en Ovación’, en el que colocaba tres ‘joyas’ de tres artistas internacionales famosos, sacados de su fastuosa discoteca personal, pues en los múltiples viajes por el mundo ‘Pocho’ gastaba su dinero en dos cosas.
Contrariamente a sus colegas que evaporaban sus viáticos y sus noches en locales llenos de humo con lucecitas rojas y chicas traviesas y abundante licor, Rospigliosi no tomaba y se iba a las tiendas de discos a comprar cajas de vinilos, y luego a los mejores restaurantes a comer empanadas y otras delicias, y a los teatros de variedades en México y Argentina donde se presentaban los principales actores y estrellas de la televisión de ambos países.
Ovación fue, quizá, el último gran programa deportivo de la radio peruana y ‘Pocho’ logró ingresar con éxito a la televisión a color con su equipo íntegro de periodistas radiales. El arrugado experto en básquet ‘Koko’ Cárdenas, el maestro del automóvil y vóley, Lucho Izusqui Tataje, el ‘chino’ Alberto Chung o el pelucón Lucho Valdez Reluz.
Rospigliosi fue quizá el primero o uno de los primeros en el Perú en fusionar el periodismo con los negocios, pues rompió el antiguo acuerdo ético no escrito que estipulaba que la información y la publicidad podían ir juntas pero no revueltas. Cuando contrataba la transmisión de partidos vendía al mejor postor los goles, penales, tiros libres, laterales y todo lo que podía.
Cada evento en mención tenía un mensaje del auspiciador de turno e involucraba también a los deportistas más conocidos en sus comerciales. Un tiro libre: ¡pollos y parrilladas Hilton, qué placer!’, ¡Donde se hace deporte, allí está Ovación’. Al terminar una entrevista en ‘planta chata’ siempre decía: “Chocherita Sandoval, pregúntale cuál es la pila, cuál es la pila” y el deportista debía contestar diligentemente: “Rayovac es la pila”.
‘Pocho’ era el rey indiscutido del periodismo deportivo. Ademas de su profesionalismo y dedicación extrema al trabajo, siempre lo recordaremos por sus frases inmortales como: “Ya vienen los goles de Cubillas”.
La historia fue la siguiente: Resulta que una vez ‘Pocho’ dijo al inicio de su programa: “Dentro de un rato tenemos los goles de Cubillas”. Se refería a un video de los goles que había hecho Teófilo en su equipo, el Fort Lauderdale Strickers de Estados Unidos.
El video lo tenía un amigo que supuestamente iba a bajar del avión y llevarlo corriendo al canal. Pero los minutos pasaban, el video no llegaba, y antes de cada comercial ‘Pocho’ decía: “Tras los comerciales llegan los goles de Cubillas”, “ya llegan los goles de Cubillas”, “ahora sí, ¡los goles de Cubillas!”, “ya vienen los goles de Cubillas”.
Al final pasaron las horas y el video nunca llegó, pero la frase quedó marcada en el habla popular. Me quedé corto. Se le extraña al gran ‘Pocho’ en estos tiempos de ‘Hablando huevadas’. Apago el televisor.
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