Este Búho lee y ve el video en trome.com de una buena entrevista que le hizo mi colega Carla Chévez a la gran Nancy Cavagnari. La actriz cómica no pierde la chispa y recuerda su gran imitación de Yola Polastri, también la de Celia Cruz y una muy buena que hacía de la ‘chaparrita’ Verónica Castro, que en los años 80 rompía récords de rating con sus telenovelas mexicanas.
Pero Nancy también habló un poco de ‘Risas y salsa’, por eso tengo que ingresar al ‘túnel del tiempo’. Las familias peruanas reían sentadas frente a la televisión, mientras afuera sonaban los estruendos de los coches bomba de Sendero Luminoso. El programa fue dirigido primero por Efraín ‘Betito’ Aguilar, luego por Carlos Velásquez, quien le dio la posta al gran Guillermo Guille, el verdadero padre de ese ‘monstruo televisivo’ que se mantuvo en pantallas durante 19 años.
En Estados Unidos, a finales de los setentas, a las ocho de la noche, un tremendo programa cómico acaparaba la sintonía de todo el país: ‘Saturday Night Live’. Era en vivo y de ahí salieron tremendos comediantes como Chevy Chase, John Belushi, Ben Stiller, Steve Martin, entre otras futuras estrellas de Hollywood.
La particularidad era que no solo presentaban sketches sueltos, sino secuencias permanentes. Este esquema lo imitó Genaro Delgado Parker y ordenó: ‘Quiero sketches que queden en la mente de la gente’. ‘Risas’ tenía un tremendo elenco: Alex Valle, Antonio Salim, Ricardo Fernández, César ‘Loco’ Ureta, Adolfo Chuiman, Guillermo Rossini, ‘Betito’ Aguilar, Raúl Beryón, Rodolfo Carrión ‘Felpudini’, Elmer Alfaro, Camucha Negrete, Alicia Andrade, Amparo Brambilla, Esmeralda Checa, Guillermo Campos, Ricky Tosso, el ‘Chino’ Yufra, Gisela Valcárcel, Nancy Cavagnari, Fernando Armas, Miguel Barraza, el ‘Gordo’ Casaretto, Alfredo Benavides, Analí Cabrera, Roxana Ávalos, Karen América, Silvia Bardales, Álvaro González, el ‘Ronco’ Gámez, entre otros grandes de la comicidad. Había mucho profesionalismo y todos respetaban a Guille.
Este Búho una vez logró ingresar a una grabación del programa en ‘el gallinero’ de la avenida Arequipa, solapa en un rincón donde me había ‘encaletado’, gracias a Roxana Ávalos, la recordada ‘guardia Serafina’, mi amiga. Me mataba de risa, pero no podía hacer bulla.
Entre los sketches más recordados estaba el de ‘La banda del Choclito’, donde ‘Petipán’ encarnaba a un ‘minigánster’. Al ‘chato’ lo había conocido cuando yo era cachimbo sanmarquino y él era eterno estudiante de Economía y Derecho. Le gustaban mis amigas ‘Conchito’ y Marta, y nos invitaba ‘chelas’ en los tonos de la ciudad universitaria. Los integrantes de la pandilla eran un mate de risa, entre ellos ‘Mapache’, ‘Ojos lindos’ y ‘Guayabera sucia’ (Álvaro González) e inolvidable la voz en off de Rossini: ‘Guayabera sucia, es tan pero tan cochino que no se baña en la ducha, sino en el relleno sanitario’.
La estrella del programa era, sin duda, el gran Adolfo Chuiman, un destacado actor de teatro serio y puntal en las canteras del grupo ‘Histrión’. En su papel del donjuán ‘Avelino’, el criollo y galancito del barrio, su enamorada era la guapa Aurora Aranda y el suegro ogro el inolvidable Alex Valle, quien lo golpeaba y Avelino gritaba ‘¡¡en la cara no!!’.
Después Chuiman encarnaría al pícaro y mujeriego ‘Manolo’, con su fiel escudero ‘Machucao’ (Elmer Alfaro). Y de ahí salió su famoso diálogo. Manolo: ¿Quién soy yo? Machucao: ¡¡Papá!! Manolo: ¿Con quién estás? Y Machucao: ¡¡Con papá!!
Y cómo olvidar el sketch de ‘El jefecito’, donde un lascivo gerente, el jefecito ‘Federico Lancelotti’ (Antonio Salim), correteaba por toda la oficina a una secretaria coqueta y con extrema inocencia llamada ‘Chelita’ (Analí Cabrera). Pero sus libidinosas intenciones naufragaban por culpa de un impertinente conserje, ‘Felpudini’ (Rodolfo Carrión), quien siempre jugaba en pared con la esposa de su jefe, Mabel Duclós. Me faltarían columnas para resumir lo mejor de ‘Risas y salsa’. Apago el televisor.
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