A este Búho le parece un ‘berrinche’ la reacción de la presidenta Dina Boluarte ante un reportaje de ‘Cuarto poder’ sobre una presunta participación de su hermano Nicanor en actos de direccionamiento de millones del Estado para obras en un distrito que se habría ‘cocinado’ en una reunión entre el alcalde y el ‘hermanísimo’ en su casa de San Borja durante su cumpleaños.
Dina protestó pública y airadamente sosteniendo desafiante que ‘mi hermano tiene derecho de hacer lo que le venga en gana en su santo’. La mandataria se equivoca. En la prensa independiente del primer mundo es común que se investigue las actividades de los familiares cercanos a los jefes de Estado. Como nos lo enseña la historia política, muchos presidentes han sucumbido en la ignominia y el descrédito por haber mantenido alrededor suyo a ‘hermanísimos’ y ‘sobrinísimos’ corruptos.
El caso de Nicanor Boluarte no es condenatorio, pero sí hay elementos que validan la investigación que, ahora, gracias a los periodistas, ya la inició el Ministerio Público. Uno de los casos más sonados a nivel internacional de intervenciones delictivas de hermanos de los presidentes fue el del jefe de Estado mexicano Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), que tuvo a la ‘joyita’ de su hermano Raúl, a quien protegió en todas sus corruptelas, pero al mes de acabar su mandato, fue apresado, investigado y condenado por diversos delitos, entre los que destacaban el tráfico de influencias, corrupción, evasión fiscal y la autoría intelectual del asesinato de su excuñado, el entonces diputado federal José Francisco Ruiz Massieu.
El ‘hermanísimo’ cumplió diez años de cárcel. Sin ir muy lejos, Alberto Fujimori durante su gestión tuvo a su hermana Rosa y su cuñado Víctor Aritomi, quienes se apropiaban de la ropa y las millonarias donaciones de Japón a través de la organización Apenkai y hace décadas huyeron de la justicia y tienen su madriguera en Japón. Y hace poco, el Perú vivió el incalificable gobierno del ladrón y golpista Pedro Castillo.
Su esposa Lilia Paredes está investigada por la Fiscalía por integrar una organización criminal familiar que se encargó del cobro de sobornos por obras en la ciudad de Chachapoyas, Anguía, Cajatambo, junto a sus hermanos Yenifer, Walter y David Paredes, y piden 16 años de cárcel por delitos de lavado de activos y organización criminal. A la negra lista del clan familiar de Castillo se integran sus sobrinos prófugos Gianmarco Castillo y Fray Vásquez Castillo.
Dina Boluarte se mostró indignada de que ‘la comparen con el corrupto gobierno anterior’, pero olvida que ella no solo fue vicepresidenta de Castillo, sino ministra de Estado durante casi todo su putrefacto régimen y desde los Consejos de Ministros aplaudió los discursos odiadores del diabólico Aníbal Torres.
Tampoco se indignó por los 20 mil dólares encontrados a Bruno Pacheco en el baño de Palacio o los sobornos que se pagaron para los ascensos en la Policía y el Ejército. Con justa razón y con semejantes antecedentes, ante la actitud benigna de la propia Boluarte ante las corruptelas familiares, el periodismo debe estar vigilante del entorno suyo, pues hasta ahora no pierde vínculos con Perú Libre, del prófugo Vladimir Cerrón, al nombrar un viceministro vinculado al siniestro ‘Doctor Anemia’.
Claro que hay mucho que sospechar. En el reportaje se muestra que la vivienda de Nicanor sirve de punto de reunión para un grupo de amigos muy activos, antiguos miembros del cogollo de campaña de Dina Boluarte, un donante de alimentos en la misma elección, todos cajamarquinos que manejan una camioneta 4x4 que es propiedad de un antiguo fiscal que actualmente hace jugosos contratos con el Estado.
Después se observa que Nicanor también usa esa camioneta. El día del cumpleaños de Boluarte, llega a su ‘búnker’ la misma ‘batería’ pero con un nuevo invitado, mucho más joven y medio perdido. Se trataba de Nixon Hoyos Gallardo, un ‘pulpín’ alcalde de Nanchoc, poblado de 1400 habitantes donde el diablo perdió el poncho.
Según el informe, asistir a esa reunión le significó que se le presentara la Virgen. Nueve días después, una resolución en El Peruano consigna que el distrito de Nanchoc recibirá una partida de 20 millones de soles para obras. De los miles de pueblos del país, con el doble, triple y cuádruple de habitantes que no reciben nada, u otros con cinco mil habitantes como su vecino San Bernardino, solo 10 millones, ¿por qué Nanchoc recibió esos 20 millones tan rápido?
Esa interrogante se plantea el reportaje. Muchos se preguntan si el búnker de San Borja es el nuevo Sarratea del gobierno de Dina. ¿Se cobró ‘diezmos’ al estilo del ‘Lagarto’ Vizcarra en Moquegua o Guillermo Bermejo en Piura? Todo se complica cuando un aterrorizado alcalde Nixon Hoyos no supo qué responder por la velocidad de la suculenta partida del Estado ni el porqué de su presencia en el cumpleaños de su ‘san Nicanor’. Apago el televisor.
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