Este Búho ve el panorama político más movido que Kike Suero luego de brindar con una trepadora cachina chinchana. Por eso, agarro mi ‘Espada del augurio’ de los ‘Thundercats’, para que me permita ver ‘más allá de lo evidente’ y así dar estos ‘Picotitos’ bien picantes, como les gusta a mis lectores.
DINA ES LA CULPABLE: Si hay un gran responsable de los allanamientos de la Fiscalía a la casa de la presidenta Dina Boluarte y a Palacio de Gobierno, es ella precisamente. En más de una oportunidad no acudió a explicar ante las autoridades el origen de sus costosas joyas, lo que sin duda provoca sospechas. ¿Cómo las obtuvo?, ¿alguien se las regaló y a cambio de qué? Porque si fueron obsequios, está claro que nadie va a regalarle objetos tan caros solo por amistad o porque le cae bien. Se los dan porque es la presidenta y, a cambio, esperan muchísimo más.
Pero aparte del tema legal, que le puede costar muy caro, está su escasa o nula empatía con los más pobres. En un país donde muchísima gente se va a dormir sin comer por falta de dinero, es vergonzoso que la jefa de Estado luzca públicamente ¡¡pulseras de diamantes de 52 mil dólares!!
EL SHOW DE LA FISCALÍA: Este cronista habrá nacido de noche, pero no anoche. Llama la atención el doble rasero que hay en el Ministerio Público, que no tiene ningún problema en allanar la casa de la presidenta en ejercicio, e incluso hasta romperle la puerta, pero a Jorge Barata, de la corrupta Odebrecht, empresa que le robó cientos de millones de soles al Perú, jamás osaron molestarlo en lo más mínimo.
Y así hay ejemplos de sobra para comparar, como el caso de Susana Villarán, que admitió haber recibido coimas por más de 10 millones, y hasta hace poco veraneaba oronda en su piscina al sur de Lima. Algunos son intocables para la Fiscalía que, obviamente, es controlada por personajes que se mueven en las sombras y utilizan las leyes como una chaveta contra sus enemigos o quien no es de su ideología.
EMPEORA LA IMAGEN DEL PERÚ: Intervenciones exageradas como la de la Fiscalía contra Boluarte -que obviamente está obligada a decir toda la verdad- dañan más la alicaída imagen del Perú en el extranjero. El mensaje que estamos dando ante el mundo es que en este país, donde se le rompe la puerta a la presidenta de madrugada, cualquier cosa puede pasar, pues no existe estabilidad.
Si la primera mandataria es tratada como una vulgar delincuente, qué inversor serio va a querer sentarse a conversar con su gobierno para traer sus dólares que crearán más fuentes de trabajo. Que se investigue lo que se tenga que investigar, pero hay que guardar ciertas formas cuando se trata de la figura presidencial.
EL PAPEL DEL CONGRESO: Algunas bancadas, sobre todo de izquierda -que justamente apañaron los graves y numerosos actos de corrupción de Pedro Castillo-, han presentado una moción de vacancia contra Dina. Exigen el adelanto de elecciones por incapacidad moral de la presidenta debido a sus Rolex. Pero es difícil que ese pedido logre los votos necesarios en el Legislativo.
Ya sea porque a algunos les preocupa sinceramente el ‘qué pasará mañana’ o simplemente porque quieren quedarse hasta el 2026. Como sea, este Parlamento desprestigiado en general no piensa en el bien del país. A sus miembros solo les interesa -salvo escasas excepciones- llenarse los bolsillos de dinero y favorecer sus fines políticos e ideológicos.
UNA VERDADERA PENA: Mientras la presidenta anda más preocupada en llenarse de joyas costosas y los políticos se sacan los ojos por sus ambiciones personales, la población sigue padeciendo la recesión económica, en tanto que vive expuesta a sanguinarios criminales que asesinan hasta en restaurantes.
¿Qué pensará de esto la madre de familia que todos los días madruga para vender sus verduras en el mercado y así llevar un pan a su mesa? ¿O el papá que hace taxi dieciocho horas de lunes a domingo para pagar deudas y el colegio de sus hijos? Es triste vivir en un país con tanto potencial para crecer, pero que sigue en el atraso porque a sus autoridades solo les interesa llegar a los altos cargos para enriquecerse y no para servir. Apago el televisor
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