Este Búho considera que nada fue lo mismo desde la noche del 8 de diciembre de 1980, cuando el genial músico y pacifista John Lennon volteó a la llamada del ‘fan’ Mark David Chapman, en la entrada del edificio Dakota -su vivienda-, en Nueva York. Él y su esposa Yoko Ono regresaban de los estudios Record Plant a las 10 y 40 de la noche después de grabar nuevo material.
Lo único que llevaba como defensa era un conjunto de casetes que contenían el fruto del trabajo de ese día, mientras Chapman sacaba un revólver y le disparaba cinco balas de calibre 38 Special. Cuatro impactaron en el recordado Beatle, las más graves ocasionaron la perforación del pulmón izquierdo y otra impactó en la arteria subclavia, causando hemorragias internas que resultarían mortales, según la autopsia.
Antes que llegaran los dos policías en un patrullero, el portero del edificio, José Sanjenís Perdomo, increpó a Chapman que estaba agazapado e idiotizado. ¡¿Te das cuenta de lo que has hecho?! ‘Sí, acabo de disparar a John Lennon’,contestó el jóven de 25 años que sostenía una edición de bolsillo de la novela de JD Salinger ‘El guardián sobre el centeno’.
Acabo de ver el documental ‘John Lennon: His life, legacy, last days’ (2020) por la plataforma ‘Star Plus’ y es un trabajo que nos muestra que el extraordinario artista había cambiado su forma de vida y exorcizado sus demonios (confesó arrepentido a la revista Rolling Stone que antes había sido cruel y golpeador de mujeres, como su exesposa Cynthia, una camarera, y que tuvo como amante a la asistente May Pang de 22 años, relación consentida por la misma Yoko Ono).
Estaba feliz por el espectacular éxito de su nuevo album ‘Double fantasy’, que significó su regreso triunfal después de cinco años sin grabar. Todos se refieren a un Lennon diferente, en paz, padre amoroso que prefirió dedicarse por cinco años a la crianza de su hijo Sean, ser un ‘amo de casa’ y esposo fiel a su pareja. La primera parte del documental gira en torno a este nuevo Lennon. La segunda es la narrativa de su asesinato. Para esto se entrevistó a los policías que llegaron al lugar:
‘Han disparado a alguien en el edificio Dakota’. Lo subieron ensangrentado a su patrullero en el asiento de atrás y llevaron al hospital ‘Roosevelt’. También aparece el periodista de una cadena TV que, de casualidad, había llegado a emergencias al sufrir un atropello.
Así, herido, vio cómo ingresaban a un ensangrentado y supo que era el Beatle. Entonces dio la primera noticia del atentado contra el cantante. También declaran las dos enfermeras que asistieron al cirujano que luchó por salvarle la vida. El documental cuenta la historia de Lennon, sus últimos días y su perdurable legado a través de los ojos de amigos cercanos y colegas. El programa incluye inéditas entrevistas con Bob Gruen, legendario fotógrafo de las estrellas de rocanrol, el que tomó la icónica foto de John con su camiseta de ‘New York City’, lugar por el que luchó para residir desde 1971, pues se sentía libre y seguro mientras se enfrentaba por años al gobierno republicano, como Nixon, el FBI y la CIA que lo consideraban ‘subversivo’ por su activismo contra la guerra de Vietnam.
El programa de dos horas incluye la última entrevista que dio Lennon el mismo día de su muerte a la reportera radial Laurie Kaye. “No hay que proyectar una imagen de algo que no somos. (…) Era más incómodo cuando no sentía que estaba siendo yo mismo. Ya sabes, cuando tenía que sonreír cuando no quería, y se convirtió en algo como ser un político, ¿sabes? (…). No quiero tener que vender mi alma de nuevo, por así decirlo, para tener un disco de éxito’.
Llorando, Kaye revela que, al final de la entrevista salieron juntos del edificio con John y Yoko. En la puerta se acercaron como siempre unos fanáticos con sus LP de ‘Double fantasy’ para que los firme. El último resultó un tipo raro, según la reportera. ‘John le preguntó amablemente cómo se llamaba para firmarlo, pero el joven no dijo nada y le esquivo la mirada. John le firmó y el chico se fue. Un fotógrafo inmortalizó ese momento, la cara del futuro asesino. Tuve un mal presentimento, pero nunca me imaginé que ese Chapman iba a quedarse a esperar su regreso horas después para asesinarlo’.
El último álbum que John autografió en su vida fue el que le pidió Mark Chapman. El vinilo se vendió años después en 525 mil dólares. Han pasado cuarentaitrés años y el homicida se pudre en la prisión de Attica. Lo condenaron de veinte años a cadena perpetua y le han negado doce veces la libertad condicional. La viuda Yoko Ono aún no se siente capaz de perdonarlo, ni el mundo tampoco. Apago el televisor.
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