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El ‘Chino’ y el ‘Cholo’: el doble rasero

El Búho te explica por qué Alberto Fujimori no es más villano que Pedro Castillo.

Este Búho habrá nacido de noche, pero no anoche y tampoco se come cuentos. Me indigna que voces cínicas, de ‘doble rasero’, de cierta izquierda y el castillismo, cuando hablan sobre el dictador Alberto Fujimori se vuelven implacables: ‘miserable golpista’, ‘corrupto’, ‘asesino’, ‘mándenlo a Lurigancho’, pero cuando se trata del golpe de y las 57 carpetas fiscales de graves casos de corrupción, miran hacia otro lado.

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‘No dio golpe, solo fue un intento’, ‘está secuestrado e injustamente preso’, ‘fue víctima de una conspiración de la derecha y el fujimorismo’ y ‘los 200 años de la derecha’. ¡Por favor! Este columnista vivió como periodista el nacimiento del ‘chinito del tractor’.

Cubrí su campaña en 1990 y lograba ingresar a su casa frente al colegio Weberbauer, y sus hijos chiquillos, Keiko y Kenji, nos alcanzaban limonada con galletitas. Fui testigo de la transformación del ‘Chino’ hasta mutar en golpista el 5 de abril de 1992, junto al siniestro Vladimiro Montesinos.

Fue una dictadura siniestra a la que como muchos me enfrenté hasta el final de la década, desde una columna en un periódico popular que ahora yace en el cementerio de papel. Participé en la ‘Marcha de los cuatro suyos’. Combatí al fujimorismo y luego, ya en Trome, al neofujimorismo pernicioso de su hija Keiko.

Pedro Castillo no fue un dictador bueno

Así que tengo autoridad moral para opinar sobre dictadores y dictadorzuelos. Para mí no hay golpistas de derecha ‘malos’ y de izquierda ‘buenos’. El golpista, de la ideología que sea, es un enemigo de la democracia. No se puede limpiar a un dictadorzuelo, es como un papel higiénico usado, se tiene que botar. Y Pedro Castillo quiso instaurar una dictadura en un año y medio, lo que a Fujimori le tomó una década, por eso fracasó. Se dedicó a robar y coimear con sus sobrinos, y sus amigotes de Sarratea, Bruno Pacheco, y los ministros ‘uñas largas’ Silva y Alvarado.

Cuando la Fiscalía descubrió sus corruptelas planeó dar un golpe con el apoyo de los agitadores sociales, el demoníaco premier Aníbal Torres y la resentida social Betssy Chávez, los prefectos vinculados a Sendero y el proselitismo incendiario de Evo Morales en el sur.

Y como Fujimori, el profesor se consiguió su ‘Montesinitos’, el llamado ‘Español’, ese oscuro personaje que hizo de mala copia del ‘Doc’, pero actuó con luz verde como ministro del Interior de facto, reinando en la Policía Nacional y teniendo a su comandante general Raúl Alfaro como ‘chulillo’. Pedro quería convertir a la PNP en una tenebrosa ‘policía revolucionaria’ tipo chavista. Pensó que con el alto mando corrupto de la Policía cerraba el Congreso y triunfaría su ‘golpe’. Gracias a Dios fracasó, porque ya lo habían infiltrado.

Audiencia de Pedro Castillo

El cajamarquino llegó a la presidencia y convirtió al país en un paciente enfermo de cáncer que hizo metástasis por todos lados. ¿Es tan obtuso ese sector de izquierda angurriento de ministerios perdidos para no reconocer esa realidad? Ellos, que tanto recuerdan a las víctimas del siniestro ‘Grupo Colina’ montesinista, ignoran que Castillo le ordenó al ‘Español’ crear ‘un escuadrón de la muerte’ para eliminar opositores en la Fiscalía, el equipo especial de la Policía, alcaldes y periodistas, igual que el comando de Martin Rivas hizo con estudiantes, periodistas y luchadores sociales.

Pedro Castillo y Alberto Fujimori son iguales

El chotano no se diferencia del ‘japonés’. Era el jefe de cámaras, de luces, el que le hacía guiños y pucheros a su lugarteniente, su ‘productora ejecutiva’ Betssy Chávez. Estaba muy consciente y lúcido, que no venga ahora su abogado, el leguleyo argentino Leonardo Croxatto, a decir que ‘tenía siete discursos’ y que Pedro no sabía quién lo escribió.

Castillo ese 7 de diciembre cavó su propia tumba. Que esa izquierda que cobró millones de soles en ministerios y asesorías por hacerse de la vista gorda durante las raterías presidenciales, no pretenda resucitar a ese muerto. Olvídense de una vez de seguir pegados a la teta del Estado.

Una última pregunta: ¿Por qué ahora se pretende victimizar a un golpista que denigró la investidura presidencial convirtiendo su gobierno en una cloaca de corrupción? Castillo pasará a la historia universal de la infamia como el presidente que desgració al país y eso nadie debe olvidarlo. Apago el televisor.

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