El Búho analiza la prisión preventiva de 36 meses contra Keiko Fujimori, lideresa de Fuerza Popular. (Fotos: USI)
Keiko Fujimori

Este debe comenzar esta columna señalando que no se alegra cuando a una persona la mandan a prisión, salvo cuando son violadores y asesinos de niños o los malditos que matan mujeres por un celular. Esos monstruos se merecen la pena de muerte sin posibilidad de perdón. El juez Richard Concepción Carhuancho sorprendió a todos la mañana de ayer, especialmente a la histriónica abogada de y a esta misma, al informar que daría lectura a su fallo

SE VEÍA VENIR: La resolución se esperaba para la próxima semana, pero Concepción Carhuancho sostuvo que ‘he estado analizando y la información es amplia’. A varios en el fujimorismo se les bajó la presión, porque ya sospechaban lo que se venía. Carhuanchito, como la gente llama en las calles al juez, luego de una agotadora lectura de sentencia que duró hasta las 5:30 de la tarde, finalmente ordenó los 36 meses de encierro, aceptando la tesis del fiscal José Domingo Pérez de que Keiko es la cabecilla de una presunta organización criminal. Desde el inicio ya se dejaba adivinar la decisión del magistrado, cuando señaló que ‘Odebrecht habría corrompido a candidatos para obtener beneficios indebidos y mantener negocios en el mundo, siendo uno de ellos actos de corruptela a candidatos en el Perú’. Después, remarcó: ‘¿En función a qué razones llega este despacho a esa conclusión? Primera razón: en economía existe una frase: ‘No hay lonche gratis’. Esto quiere decir que, cuando Odebrecht habría colocado dinero en campañas políticas de candidatos, siendo una de ellas la de Keiko Fujimori, lo habría hecho con el objetivo de que luego fuera favorecido por dicho partido político’.

LA BOTICA: Otros indicios que Concepción Carhuancho consideró para su sentencia fueron las vergonzosas conversaciones vía Telegram del grupo ‘La Botica’, que conformaban Keiko, sus asesores Ana Herz y Pier Figari, así como los congresistas más conocidos del fujimorismo. Esos diálogos sirvieron al juez para demostrar que la engreída del ‘Chino’ es quien manda, pues esos parlamentarios hasta le consultaban si debían o no aplaudir y de qué manera hacerlo. ‘Jefa’ y ‘Presidenta’, la llamaban lambisconamente. Todo eso fue considerado por el magistrado como pruebas del intento fujimorista de obstaculizar la Justicia.

KEIKO Y EL ‘HERMANITO’: También se incluyó como otra importante prueba la declaración del testigo protegido, quien afirmó que Keiko y el ahora destituido juez supremo César ‘Hermanito’ Hinostroza, quien permanece detenido en España, sí se reunieron en marzo de este año, pese a que estos dos personajes han negado dicho encuentro una y otra vez. En esa cita, según el informante, el tremendo juez prometió apoyar a Keiko en sus procesos judiciales. Por eso, el fujimorismo ‘blindó’ luego a Hinostroza en la Comisión Permanente, como se evidencia en los chats de ‘La Botica’. ‘Ahora solos hemos blindado a Hinostroza’, señala la congresista Alejandra Aramayo, después de que 16 parlamentarios de su bancada archivaron el informe del congresista Pacori.

‘ROLO’ LA HUNDIÓ: Una de las pruebas más contundentes y decisivas para Concepción Carhuancho es la que ofreció el legislador fujimorista Rolando Reátegui, por ser este uno de los hombres de confianza de Keiko. El tarapotino se decidió a hablar cuando hace unos días se dio cuenta de que la lideresa de su partido lo había abandonado y que no lo ayudaría a defenderse de la acusación de lavado de activos. ‘Rolo’, como lo llaman, confiando en Keiko, involucró a su padre, hermanos, esposa, cuñado y otros familiares, a quienes convenció para que acepten falsamente haber aportado a la campaña del 2011. Así, Reátegui le contó al fiscal Domingo Pérez que recibió 100 mil dólares de la tesorera Adriana Tarazona por órdenes de Keiko, para que busque sustentarlos con falsos aportantes que él debía encontrar. Con esa misión viajó a Tarapoto y metió en el cuento a casi toda su familia.

EL PEOR MOMENTO: Ayer, cuando al final de la tarde Carhuancho indicó que era grande el peligro de que Keiko obstaculice la Justicia y por eso daba los 36 meses de cárcel, el rostro de la ‘China’ se puso pálido y miró de reojo, molesta, a los policías que comenzaron a rodearla para llevársela a una celda. No terminaba de creérselo, estaba en shock. Con el fujimorismo debilitado y dividido, y su lideresa tras las rejas, me parece que comienza una nueva historia en la política peruana. Apago el televisor.

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