Este Búho asiste a la debacle de una expareja presidencial que fungía como una bien afiatada máquina de negocios en vez de un matrimonio consagrado ante la ley: el de la belga Eliane Karp y Alejandro Toledo. Nunca una dupla de cómicos como Jorge Benavides y Carlos Álvarez los caricaturizaron mejor. Ella como una arpía, celosa y mandona. Él como un borrachín, tramposo y mentiroso. Pero la realidad fue más allá de la caricatura. Toledo no solo era todo lo que pintaba el programa cómico, sino mucho más, pues según denuncias judiciales, sería un corrupto que recibió, durante su mandato, una coima de 20 millones de dólares de Odebrecht. Su esposa no solo lo marcaba por sus andanzas con la tombita y su custodia personal, la ‘potable’ Lady, sino que era su socia en sus negocios y pillerías. Como ejemplo está el escándalo de Ecoteva, donde se comprobó que los cinco millones que la mamá de Eliane, la viejecita Eva Fernenbug, recibió de Josef Maiman, eran en realidad la plata de los sobornos de la compañía brasileña. Por esto ahora Eliane y Toledo tienen otra orden de prisión preventiva.
Cómo se ve que ellos no vieron la espectacular serie de Netflix ‘House of Cards’. Es la historia del matrimonio presidencial más corrupto y maquiavélico de la historia de la tele. Frank Underwood (Kevin Spacey) era un coordinador de la bancada republicana y congresista por el estado de Carolina del Sur. Su bellísima esposa Claire (Robin Wright), todo lo contrario a la poco carismática Eliane, es glamorosa, con clase y dirige una ONG de ayuda a pueblos hambrientos de África. Qué diferencia con Karp, a la que el venerable arqueólogo Federico Kauffmann Doig denunció porque se llevaba las momias y las joyas preincas a Europa. Claire es el brazo derecho de su esposo y gracias a ella, Frank asciende de simple coordinador parlamentario a vicepresidente y luego presidente, con alucinantes serruchadas y traiciones.
Ellos son un monstruo de dos cabezas, como alguien equivocadamente pretendió llamar a otra pareja presidencial en problemas: Ollanta Humala y Nadine Heredia. Estos también eran una ‘sociedad conyugal’, como los ‘chaplineó’ Alan García. Pero no había ‘monstruo de dos cabezas’, sino uno, Nadine, y eso llevó al descalabro al gobierno de Ollanta. Ellos tampoco vieron la famosa serie de Netflix, sino hubieran aprendido que Claire era perfil bajo. Los triunfos de su esposo eran triunfos suyos. Ella no necesitaba estar como lapa pegada a su marido en ceremonias públicas. Ellos se reunían a medianoche, al pie de la ventana de su residencia, a analizar la ‘coyuntura’, planear a qué político iban a destruir y si fuera el caso, eliminar físicamente. No hacían el amor. Claire le sacaba la vuelta con un fotógrafo famoso e idealista. Él, con una joven periodista de política, ambiciosa y bella.
Pero cuando esas relaciones amenazan su estabilidad en el poder, se deshacen de ellos de cualquier forma. Ella, destruyendo el matrimonio y la carrera de su amante, y Frank asesinando a la joven a quien arroja a los rieles del metro. Las sociedades conyugales peruanas de Toledo y Eliane, así como la de Ollanta y Nadine, sucumbieron y terminarán, al parecer, en la humillación, la ignominia y según los fiscales, en la cárcel, porque no imitaron a Frank Underwood y Claire en ‘House of Cards’, cuyo fin principal no era acumular plata y casas como si fueran una inmobiliaria. Vivían en una casa ‘normal’. Para ellos, el fin de su existencia era detentar el poder. Ejercerlo y con ello humillar y aplastar a otros tan poderosos como ellos. Las parejas presidenciales nacionales angurrientas como los Toledo y Humala se desploman como un puente de Castañeda, porque al final se descubren sus raterías, sus casas mal habidas, sus depósitos en paraísos fiscales. Nadine cayó por una tarjeta de crédito con la que compró chocolates suizos, perfumes caros y chalinas de alpaca. En vez de imitar a Claire, se convirtió en secretaria de asuntos internacionales, secretaria de economía, coordinadora parlamentaria del nacionalismo, reina de la quinua y otras huachaferías más. Definitivamente, por estar metida en todo, no vio ‘House of Cards’ y perdió por goleada. Apago el televisor.