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El Búho aprovechó la convulsionada coyuntura que azota a Brasil para volver a ver la serie de Netflix ‘El mecanismo’, dirigida por José Padilha.
Luiz Inácio Lula da Silva

Este Búho tiene que rendirse ante la frase ‘en política no hay político muerto’. Lo vemos en Brasil, donde Luiz Inácio Lula da Silva, después de haber purgado cárcel por estar coludidos él y su partido en la corrupción vinculada a las siniestras empresas constructoras brasileñas OAS y Odebrecht, se alzó con la presidencia por tercera vez, derrotando al presidente Jair Bolsonaro en una ajustadísima segunda vuelta.

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Este columnista aprovechó la convulsionada coyuntura que azota a Brasil para volver a ver la serie de Netflix ‘El mecanismo’, dirigida por José Padilha, el galardonado director de ‘Tropa de élite’ y de las exitosas cuatro temporadas de ‘Narcos’. ‘El mecanismo’ nos demuestra que la ficción le queda chica a la realidad y que el ‘Caso Lava Jato’, el mayor caso de corrupción política y empresarial de la historia mundial, fácilmente podía ser reconstruido como un thriller político-policial extraordinario. Así nomás no se desnuda una telaraña de corrupción que atrapó a ¡¡cuatro presidentes brasileños!! Y de otros países del mundo, incluso cuatro mandatarios peruanos.

La serie, que consta de ocho episodios, está basada en el libro ‘Lava Jato’. Padilha se basó en una hipótesis fundamental, que la nauseabunda corrupción no tenía banderas ideológicas, por eso dos de los ‘peces gordos’ que aparecen retratados en la serie son dos expresidentes del izquierdista Partido de los Trabajadores, Dilma Rousseff e Inácio Lula da Silva.

Definitivamente, luego de estrenarse en marzo del 2018, su argumento desató tremenda polémica porque presentaba al mundo el mayor escándalo político y de corrupción en la historia del planeta. Una telaraña de corrupción de miles de millones de dólares que involucró a una empresa constructora brasileña, Odebrecht, cuyos vastos tentáculos de delito llegaron a más de veinte países del mundo, desde continentes tan lejanos como África, Europa y, sobre todo, Latinoamérica y el Caribe.

Pero lo más grave de todo es que los millones sucios que movió la empresa, en alianza con otras de su mismo país, como OAS o Camargo Correa, que actuaban como sus satélites, involucraron hasta a presidentes de varios países, políticos y grandes empresarios. El caso ‘Lava Jato’ saltó a la luz y consistió en una investigación que la serie presenta con tres personajes claves. El veterano agente policial Marco Ruffo y su discípula Verena Cardoni y, por otro lado, el escurridizo ‘lavador de dinero’ Roberto Ibrahim.

Los tres están basados en personajes reales, los agentes de la Policía Federal Gerson Machado y Erika Marena, y por el lado del delito el ‘lavador’ Alberto Youseff, a quien los agentes se proponen capturar. Youseff se especializaba en ‘lavar’ dinero sucio a través de una cadena de negocios de lavados de autos, los ‘carwash’ que conocemos en Lima y que en Brasil se llaman ‘Lava Jato’. Todo esto sucedía en Curitiba. Su investigación los hace ‘chocar’ con fiscales y un juez, Sergio Moro, implacable, pero figureti.

Nunca imaginaron que el astuto ‘lavador’ ya no solo ‘movía’ dinero sucio del narcotráfico, sino de corrupciones mayúsculas de la principal empresa energética estatal del país, Petrobras, que en la serie se denomina ‘Petro Brasil’, y de empresas privadas como Odebrecht, ‘Miller & Brecht’ en la ficción, y que salpicaba a congresistas, políticos y las principales empresas constructoras del país. Uno no puede dejar de sonreír cuando ve perfectamente quién hace del expresidente Lula da Silva (Joao Higino en la serie) o su sucesora Dilma Rousseff (Janete Ruscov).

También está Michel Temer (Samuel Thames). Lula Da Silva fue condenado en el 2017 a 12 años de prisión por corrupción y por haber recibido prebendas, como una casa de playa, en una zona residencial de la constructora OAS, y cumplió solo 19 meses de condena antes de que esta fuera anulada por la justicia debido a defectos procesales. Ojalá que el ex obrero metalúrgico, ahora en el poder, no se vuelva a inmiscuir en la política peruana, como cuando utilizó sus tentáculos para apoyar la campaña presidencial de Ollanta Humala y a la No revocatoria de Susana Villarán vía sus contactos con Odebretch y OAS con el asesor de imagen, el siniestro Luis Favre. Hoy, en el 2022, el controvertido Lula volvió a la presidencia. A veces la realidad supera a la ficción. Apago el televisor.

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