Este Búho escuchó con atención el discurso del presidente Pedro Castillo. Creo que no es momento de hablar de ‘fiesta democrática’ ni ‘hecho histórico’, sino simplemente estar muy atentos a lo que vaya a hacer este gobierno. El solo hecho de que el profesor chotano salga vestido con un traje venezolano, llamado liqui liqui, que han usado Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales, es un mensaje claro.
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En política no hay casualidades. El discurso presidencial tiene varios puntos para resaltar y se debe enmarcar en lo que propone Perú Libre con Vladimir Cerrón y Bermejo a la cabeza: llegar al poder para instaurar un gobierno socialista, pues no creen en las ‘pelotudeces democráticas’.
Pedro Castillo dijo que respetará la propiedad privada, pero la cuestión de fondo es ir a una Asamblea Constituyente para modificar la Constitución, con la intención de perpetuarse en el poder.
Parece ser el inicio de un periodo con un manejo moderado de la economía con un incremento del gasto y la inversión pública, lo cual dará a la población una sensación de bienestar. Es evidente que el sentenciado por corrupción, Vladimir Cerrón, es el que ‘corta el jamón’ y las fuerzas de oposición deben mantenerse alertas a cualquier intención de vulnerar las libertades.
Ya conocemos aquellos gobiernos que se llenan la boca hablando del ‘pueblo’ y luego terminan en dictaduras. Se comenta que hoy juramentaría como premier Roger Nájar, un tipo que es señalado por haber embarazado a una niña de 14 años cuando él tenía 30.
Sería bueno que se pronuncien las tuiteras que defienden los derechos de las mujeres. Mejor ingreso al túnel del tiempo.
En mis años infantiles, en la década del setenta, se vivía el gobierno militar del general Juan Velasco Alvarado, alguien a quien admira nuestro flamante presidente. El ‘Chino’ le imprimía a su régimen mucho discurso nacionalista, así que a mí no me sorprende el discurso de Pedro Castillo. En esos tiempos ya se vislumbraban excesos y abusos en materia de derechos humanos contra los opositores.
Los militares llenaban la televisión de mensajes alusivos al aniversario patrio. Lo bueno es que se promovió el quechua, que llegó a la televisión y los canales tenían que realizar sus promociones en el idioma de los millones de quechuahablantes de las serranías: el ‘tawa canal Limamanta pacha’ (canal cuatro de Lima, Perú) se escuchaba a cada rato en la tele.
Recuerdo que en esas fechas madrugábamos para llegar a la avenida Brasil y así observar la espectacular marcha. Se levantaban tribunas y los privilegiados, que vivían en la avenida, cobraban entrada para que los que deseaban ver el desfile tranquilos lo pudieran hacer desde arriba.
Se mezclaban los aromas de los anticuchos, del chocolate caliente, de los panes con ‘apanado’ (una torreja de color marrón que, se supone, contenía carne molida con harina), hot dog o huevo con una humeante salsita caliente de tallarín chino, o los clásicos pan con ‘cabeza de chancho’ con su salsita criolla.
Apago el televisor.
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