Este se estremeció cuando vio una noticia que le trajo recuerdos muy tristes y dolorosos. En la frontera con Ecuador, en Aguas Verdes, la policía sindicado como autor intelectual del asesinato del fotógrafo del diario El Comercio, Luis Choy, el 23 de febrero del 2013, en la puerta de su edificio en Pueblo Libre.

Fue un crimen que conmocionó a la opinión pública aquel verano, porque Choy era un joven y carismático reportero gráfico de carácter jovial y amiguero, y no se le conocían enemigos. Quedó viudo al fallecer su esposa y madre de su hijita, una periodista como él, aunque ella era reportera de un canal de televisión.

Conocí a Choy desde que debutó en la fotografía, en un diario popular, donde este columnista era jefe de Deportes y hasta compartimos una comisión en Piura, alojándonos en el bucólico balneario de Colán. Luego, llegó como yo al Grupo El Comercio y siempre conversábamos de los amigos comunes. También nos unía el rock, pues su hermano fue bajista fundador de Los Mojarras. ¿Por qué alguien contrataría a un sicario, que le disparó dos balazos, uno de ellos en la cabeza, que acabó con su vida?

En un primer momento se pensó que podía ser por algo relacionado con su trabajo. Pero no, en los últimos meses de su vida, Choy, que vivía con su pequeña hija Catalina, prefería comisiones de locales que le permitían salir temprano del trabajo, pues también se dedicaba a comprar y vender carros. Justamente, la última llamada que recibió minutos antes del atentado fue la de un supuesto cliente, por lo que Choy le dijo a su hijita que iba a bajar ‘a enseñarle la camioneta a un posible comprador’, que no era otro que el sicario.

Los ‘tigres’ de Homicidios se inclinaron por un presunto móvil pasional. Como siempre sucede, los sicarios ni idea tenían de a quién iban a matar. Por eso, ante tamaña cobertura periodística, los ‘soplones’ de la policía en el Callao datearon que un extranjero se había ufanado de haber ‘quebrado a un tipo en Pueblo Libre’. Tres días después, en tiempo récord, la policía detuvo al presunto sicario de Choy: Lindomar Hernández Jiménez, ‘Puerto Rico’, ‘Dominicano’ o ‘Puertorriqueño’, una lacra que buscaba ‘trabajitos’. El asesino confesó que un conocido del puerto, Edgar Lucano Rosas, ‘Lucano’, le había propuesto una ‘chambita’ por la que iban a pagar ‘veinte mil soles’, o sea, diez mil para cada uno.

‘Puerto Rico’ no sabía quién era Choy. Lucano cayó el 8 de marzo con la pistola con la que mataron al fotógrafo, pero dijo que pertenecía a quien disparó, ‘Puerto Rico’. Ambos coincidieron en algo más. Sabían el nombre de quien les dio los veinte mil soles, un tal ‘Fortachón’, que resultó ser Carlos Aldave Ugarte.

El rompecabezas se estaba armando. Por ese tiempo, versiones del entorno del periodista mencionaron el nombre de un prominente empresario exportador, cuyo hijo estudiaba con la hija de Choy en el colegio y el periodista y su esposa estaban en la junta directiva del salón. El crimen se transforma en un increíble thriller policial cuando ‘Puerto Rico’, ‘Lucano’ y ‘Colombiano’, implicados en el homicidio, fugan de la carceleta judicial del penal Lurigancho, del que salen por la puerta grande junto con el narcotraficante Carlos Timaná Copara, el 12 de junio. Pero seis días después, el 18, la policía los cerca en una vivienda en Comas y ¡oh, casualidad!, solo mueren ‘Puerto Rico’ y ‘Lucano’. Timaná es recapturado y ‘Colombiano’ escapó, pero fue apresado nuevamente días después.

A un año del asesinato, el 19 de febrero del 2014, la Fiscalía determinó que el autor intelectual del crimen habría pagado 100 mil dólares para ‘sacar’ a los sicarios de Choy del penal con el único fin de ‘silenciarlos’. Tres policías y empleados del Poder Judicial fueron detenidos por ello. ‘Fortachón’, sindicado como autor intelectual, estaba no habido y sus familiares denunciaron que huyó al norte del país por temor a que lo ‘desaparezcan’ como a los sicarios.

Este 23 de febrero se cumplieron seis años de la muerte del querido periodista Luis Choy y hasta ahora quien orquestó el delito sigue libre. Con la captura de ‘Fortachón’ se puede cerrar el círculo, pues el delincuente no querrá asumir la autoría en este crimen.

¿Quién le dio los veinte mil soles para los sicarios? ¿Quién le pagó a él? ¿Será el prominente empresario exportador que fue llamado a declarar en la Dirincri? El caso está abierto. Apago el televisor.

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