Este Búho no puede ocultar su indignación, al enterarme que miserables ‘robavacunas’ engañaban a los ‘viejitos’ y usaban jeringas vacías, haciéndoles creer que les estaban poniendo las ansiadas dosis chinas contra la COVID-19. El escándalo se destapó en el estadio Chanka de Santa Anita, donde Margarita Moreno (72) descubrió que la jeringa con que la querían inocular ¡¡no tenía ningún líquido!!
Ella alertó a su hija y esta denunció el hecho ante los medios. Y allí se destapó la maloliente olla de corrupción. Peor aún, de atentado contra la vida en el proceso de vacunación en plena pandemia.
¿Cuántos ancianos engañados se han ido a su casa confiados de que están inmunizados y han permitido que se abran las puertas de las visitas y han fallecido contagiados porque no tenían ninguna protección? No cabe duda de que el animal más cruel de la naturaleza es el hombre. Robar las vacunas de los ancianos de la tercera edad contribuye a condenarlos a una posible muerte. Las hienas actúan por instinto, los ‘robavacunas’ con total sangre fría.
TE VA A INTERESAR: Retiro AFP 4 UIT: cuando se conocerá el procedimiento de retiro de hasta S/ 17.600 de mis fondos
Hizo bien el Ministerio Público en iniciar una investigación y si se comprueba que hubo extracción de dosis ‘estaríamos hablando de peculado, que se castiga con 8 a 15 años de prisión’. El representante del Ministerio de Salud reconoció que, efectivamente, se han detectado tres casos en Lima (el de Santa Anita, en el vacunatorio de la Universidad Agraria y en el Campo de Marte), y que el desnaturalizado personal de salud culpable de esta sustracción ‘ya está plenamente identificado’. Pero hay más denuncias en redes sociales.
Este periodista, en una columna anterior, exigía al Ministerio de Salud que deje de maltratar a los ciudadanos de la tercera edad al convocarlos a una hora y comenzar la vacunación dos horas después. Pero nunca me imaginé que algunas ‘manzanas podridas’ entre las sacrificadas técnicas y enfermeras serían capaces de cometer semejante atentado contra la salud. El propio presidente Francisco Sagasti calificó de ‘criminal’ ese accionar.
Lo primero que deben hacer las autoridades es mostrar públicamente a estos miserables y presentarlos ante las cámaras para que la ciudadanía los conozca y los repudie, los boten de sus trabajos y vayan a prisión. Pero aquí no solo son responsables quienes se robaron la vacuna.
Aquí seguramente funciona una mafia, integrada por los ‘cerebros’, los que tienen los ‘clientes’ a los que les venden el antídoto robado a precio de oro porque la segunda ola está cada día más mortal y traicionera.
Este columnista sabía hace meses que había un ilegal tráfico de ‘vacunas falsas’ por la llamada ‘red oscura’ de la Internet, cuyos precios oscilaban entre 500 y 800 dólares, antídotos de AstraZeneca, Sputnik, Sinopharm o Johnson & Johnson. Sin embargo, el escándalo de los ‘robavacunas’ se destapó primero en Brasil y se le conoció como el escándalo de ‘las vacunas de aire’.
En el poblado de Niteroi, frente a Río de Janeiro, la técnica de enfermería Rosemary Gomes Pita ‘vacunó’ a un anciano de 90 años mientras sus alborozados hijos filmaban el acontecimiento. Pero al llegar a casa, y ver el video con calma, estupefactos, se dieron cuenta de que ¡¡la jeringa estaba vacía!!
Detenida, la enfermera se excusó diciendo que ‘estaba estresada y cansada’. No le creyeron y fue despedida de su trabajo en sanidad ‘por ser un peligro público’ y denunciada penalmente por el delito de ‘desvío de bienes públicos’.
Uno se pregunta: hay miles de ancianos que han acudido a la vacuna solos, sin hijos que vigilen el procedimiento, ¿los habrán vacunado de verdad? ¿Estarán a salvo? ¿Habrán sido víctimas de esta maldad y morirán?
Los familiares de miles de ancianos que no vieron presencialmente el proceso brindado a su familiar ahora están en una encrucijada y con justa razón se preguntan: ¿Habrán vacunado realmente a mi padre?. Apago el televisor.
Contenido GEC