Del saque somos carnecita... Me despido de Miami y es domingo playero. Chapo la Jeep que renté y voy directo a South Beach. Me estaciono en la 8 de la Collins y me aplican el abuso con 30 ‘cocos’ por dos horas. Torso desnudo, shortcito y su respectivo chapuzón, y no me meto muy al fondo porque me muerden los tiburones. El agua ni helada, ni caliente. Tu Corona para matar la sed y los ojos que chambean con tantas sirenas que desfilan por la arena. Mi causa Allengino, fotógrafo de Trome, pulseando a las chicas para que se hagan famosas en Las Malcriadas. Veo al costado de nuestro toldo, dos cubanas bronceándose sin brasier y con una piel de bebé. ‘Amigas, unas fotitos’. Vino la joda y rompimos el hielo con un soplete: ¿ustedes de dónde son? Y respondimos: ‘De Perú’. Las blancas reaccionaron y se emocionaron: ‘ah, donde hacen el mejor perico del mundo’. No eran de avance sino de fuerzas armadas. No querían saber nada de Machu Picchu, la gastronomía y las riquezas y huecos de nuestro país. Las dos estaban para traerlas a conducir un bloque de espectáculos. Riquísimas y con su forma de hablar me iba al mar para que se me bajen los caballos. Recién levantaditas y accedieron a las tomas. Les invité sus ricas chelas y la lora de despedida. ‘Gracias, guapas’. ‘Chau, papi’. Aquí no corren, vuelan...
Y, por siaca, para los que quieren venir a darse su vueltita por aquí, unos datitos. De la 3 a la 5 de Ocean Drive es topless. En la 98 es nudistas. Allí tienes que entrar peladito o te vas en ‘cana’. Luego de refrescarte, te puedes ir a comer tu cebichito en ‘Locura marina’, entre la 71 y 72 de la Collins, restaurante de unos norteños con una sazón seria. Y para que te alcance la plata para el vacilón, saca con anticipación tu hospedaje y ‘raqueteando’ las redes puedes conseguir 60 dólares la habitación para dos personas. Y ojito, ojito, cuando vayas a almorzar, que no te pase lo mismo que a mí, que he venido 30 veces a este país y se me escapó la tortuga en el ascensor. Me puse a latear todo agrandado y una mesera me jaló a un local cubano ‘Kantina’. Pedimos un mix marino y una limonada y fue un asalto con fierro largo. La cuenta salió casi 400 verdes entre 3 puntas. En la carta figura el nombre del plato, pero no cuánto vale. Y soy tan sano que por mirar bikinis de ida y vuelta no pregunté el precio. La gente cae redondita. Te cobran hasta por respirar. Taxes, propinas, impuestos y unas hueveras más. La comida vale 10 pesos y termina costando 100. No sean malos. A mis causas se les aflojó el estómago de la cólera. Mejor cocinan en el ‘Tronco’ y con un lomo come un batallón. Cuando voy a ‘Pescados Capitales’ o ‘Pilo’ del Callao, donde son bravos de las ollas, me chupo los dedos y me meto la mano al drilo con gusto. Así es...
No hubo tiempo para ir a visitar otro mall. Haré compras en New Jersey porque hasta mi mascota Napoleón está esperando su ‘chochera’. Es el primero que me mueve la cola cuando llego a casita, sea la hora que sea. Hablando de perros, se fueron por las nubes los pasajes a Newark. Los hinchas han pagado 580 verdes para estar en el Perú-Islandia. La barreta es que no hay espacios porque se han retrasado los vuelos por la nevada. Pero hice una jugada de caracol y estoy con 280 pesos en el estadio ‘Red Bull’. Me voy a Baltimore, saludo a mi sobrina Alondra y me voy manejando tres horas. La firme que las entradas se acabaron en un día cuando salieron a la venta. El temita es que solamente 18 mil serán los suertudos que verán el partido. Llegarán buses de Virginia, Maryland, Washington, Boston, Philadelphia, New York y otros estados. Se soplarán el frío con tal de estar cerca de la franja querida. Vale. Toca alistar maletas, asegurar casacas, gorro, guantes y todo lo que cubra mi cuerpo, porque me esperan 5 grados y quizás nieve. Lo bueno es que yo me caliento al toque, como si la Milechi me diera un besito en el cuello. Hoy en la noche a lo mejor juego un fútbol 7 con exjugadores en una cancha cerrada. Mañana les cuento toda la información del equipo de todos. Bye, bye... Me voy, soy fuga.