Del saque somos carnecita... Qué rico partido el Perú-Argentina de la Sub-17 esta noche en el inicio del Hexagonal final. Con 25 mil personas en las tribunas. Con 25 mil gargantas irritadas de tanto cantar. El equipo viene de menos a más y de hoy para adelante no vale equivocarse ni dormirse porque te atropellan. Las seis selecciones son parejas. Cualquiera le gana a cualquiera. Ninguna marca la diferencia. Aquí se debe sumar talento, orden y efectividad. Y una cosita más, el entrenador que contagie coraje y temperamento. Es tan frío que ni la cámara de televisión lo poncha. Sí, señores...
El refrán de un zambito es yo no respeto a nadie si a mí nadie me respeta. Me pasan la voz que estuvo con la prima de la loquita, que en un mes le sacó un anillazo, ropa y viaje con todo pagado. Fue antes del partido con Paraguay en el hotel de Nueva Jersey. La firme que pinta a despecho y no tiene por qué arañarse con la chicoca que fue ampayada con la ‘Calavera’, ya que solo fue un agarre, un ‘choque y fuga’. Así es...
Hay un runrun que existe buena química entre dos trabajadores de San Luis. Ellos, después del choque con los ‘salvatruchos’, tomaron un auto particular para irse tempranito a Nueva York, donde por la noche tomaron su vuelo de retorno a Lima. Lo curioso es que se tienen bastante confianza. Miraditas, tocaditas de brazo, bromitas y detallitos que no me cuadran. Si no hay nada malo, bacán. Pero cuidado que así se empieza. Esa táctica es antigua y uno ya pasó por eso. Yo no creo en las buenas intenciones de los hombres. Y no va a ser...
A Johan Vásquez le importa un pepino, una mela, el sufrimiento del hincha del Sport Boys que sacrifica su domingo familiar por irse a soplar un tremendo sol. La rosada no la siente. No está identificado con el club. El 2018 formó un plantel de tíos y amigos acabados para el fútbol y peleó la baja. Este año empezó con chistosos y se ha reforzado con peloteros que en su mejor momento fueron malos. Qué feo... Me voy, soy fuga.