Del saque somos carnecita... La firme que los equipos son el fiel reflejo de su entrenador. Miren los cuadros de Diego Simeone cómo corren, meten, planchan con la cara, nunca se dan por vencidos y guerrean hasta dormidos. O los de Josep Guardiola que son un espectáculo, full tiki taca y es una delicia para los ojos. Son dos ejemplos de la actualidad. O los Menotistas o Bilardistas de la época de antaño. Pero lo veo a Carlos Silvestri y no lo descifro. No sé de qué escuela proviene: fiscal, particular o estudió en una congeladora. Lo único que hace es aplaudir y llevarse los dedos índices a la sien como diciendo ‘sean inteligentes’. No transmite carácter, temperamento, ni mela a los chibolos. Hay que contagiarlos para que sea un cuadro listo y agresivo en el buen sentido de la palabra. Sí, señores...
La Sub-17 si le gana a Uruguay tiene chance de ir al Mundial de Brasil. El bobo nos hace soñar. Pero el juego nos dice que es muy complicado. ¿Por qué? No hay volumen ofensivo. Atacamos con dos y el rival defiende con cuatro o cinco y se van de alivio. No generamos muchas situaciones de peligro. Hacemos goles de pelota parada. Ya sea córner o tiro libre. Salimos con 5 volantes ante Ecuador y nadie desdoblaba. Eso ya es un tema de entrenador. Curuju...
Yo no voy a chocar con los chiquillos porque están en formación. Ya a partir del lunes haré un análisis más profundo. Pero me revienta el hígado que ese volante de bigotitos, que lloró en todas sus despedidas, sea tan ‘mala leche’. Maletea a los mocosos en plena competencia. Y lo curioso es que cobra junto a Percy Olivares, ‘Calín’ La Rosa y Flavio Maestri por ser imagen de la Federación. Habla mal de la institución que le da de comer. No me extraña su comportamiento. Si cuando era jugador ‘cocinaba’ a sus compañeros. Se limpiaba y echaba grasa caleta con la prensa y ‘centraba’ a los seleccionados. Así no es...
Lo parcharon a ese pelotero que le faltó el respeto a mi tío ‘Agüita’ del Callao. Le escribía, le daba ‘like’ a una ‘guerrerita’, hermana de una ex de Giselo. Era tan intenso, que la muchacha le respondió públicamente. ‘Y este’, puso, y lo curó, porque ni más le comentó nada. Pobechito... Me voy, soy fuga.